La población dominicana precisa que sus instituciones actúen con mayor dinamismo para que puedan responder a las demandas de este mundo tan cambiante, desafiante y vulnerable a la escasa creatividad de quienes dirigen la cosa pública.
Ya vimos la respuesta, que desde el año 2012, tuvimos con el ascenso de Danilo Medina al Poder Ejecutivo, que por el solo hecho de ser cara nueva inyecto nuevas y mayores energías al ejercicio del poder en nuestro país, obteniendo la valoración que todos conocemos.
Esa misma práctica debe reeditarse en otras instancias del Poder gubernamental para que podamos acceder a nuevos estadios de progreso y desarrollo a que aspiramos la mayoría de dominicanos y se abran nuevas esperanzas para la gente que no ha sido tomada en cuenta por los funcionarios que se han apoderado de las instituciones públicas.
Todos sabemos, que en nuestro país, existen funcionarios de los poderes Ejecutivo y legislativo que llevan más de una década y media disfrutando de las mieles del poder y a pesar de eso pretenden seguir al frente de las instituciones del Estado, sobre todo porque desean ocupar posiciones públicas de mayor relevancia de cara al proceso electoral que se avecina en el 2016.
Específicamente me refiero al Poder Legislativo que debido a sus funciones debe ser el más dinámico y conexo a la población dominicana, por tratarse de que a través de él es que se aprueban las leyes que norman el comportamiento de la sociedad.
Tomando en cuenta que tanto el presidente del Senado Reinaldo Pared Pérez como el de la Cámara de Diputados Abel Martínez Duran, llevan al frente de ambos cuerpos legislativos varios periodos y que en los últimos años la productividad de esas cámaras han descendido en su producción y creatividad legislativa, estos deberían permitir que otros colegas suyos y compañeros o compañeras de partido asciendan a esas posiciones.
El cambio en las direcciones del Senado y la Cámara de Diputados, no solo vendría a inyectar nuevas energías y dinamismo a esos hemiciclos, sino que ayudaría a promover el relevo del liderazgo político y legislativo de quienes podrían ascender a esas posiciones a partir del próximo mes de agosto.
También ayudara a mejorar la imagen del Congreso Nacional, que muy mal parada ha quedado en los últimos años como consecuencia de lo que ha sucedido con el barrilito, los cofrecitos, la aprobación de algunas iniciativas y las donaciones que se otorgaron en ocasión de las celebraciones del Día de las Madres, así como las habichuelas con dulces, durante la Semana Santa.
Además, sería injusto no reconocer el papel que han jugado en su rol de legisladoras y mujeres ejemplares en el Senado y la Cámara de Diputados, las señores Cristina Lizardo y Lucia Medina, quienes han esperado pacientemente que su partido les tome en cuenta para presidir esos estamentos de poder que muy pocas féminas han logrado dirigir en el país.
De manera que producir la transición en el liderazgo del Congreso Nacional, no solo beneficiara a ese Poder del Estado y a la sociedad dominicana, sino también al Partido de la Liberación Dominicana (PLD), que le permitirá reconocer el esfuerzo, aporte y sacrificio que las mujeres encarnadas en sus dirigentes Cristina y Lucia, han hecho a la sociedad dominicana a través de las entidades donde se toman las decisiones que competen a la colectividad nacional.
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El cambio que se debe dar en el Congreso Nacional
LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
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