Soplan otros vientos para América Latina y el Caribe, y el vicepresidente de EEUU, Joe Biden, lleva a cabo una gira que incluyen, además de República Dominicana, Colombia, Trinidad y Tobago y Brasil, “con un enfoque económico y comercial en el marco de los esfuerzos del Gobierno de Barack Obama por lograr una mayor interconexión con Latinoamérica y el Caribe”, según han afirmado.
Los medios de comunicación han reiterado que “los países de las Américas, incluyendo Colombia y Brasil, están jugando un rol cada vez mayor y más importante en los asuntos globales».
En el caso de la nación dominicana, su presidente, Danilo Medina, recordó que Estados Unidos es el principal socio comercial, pero que más allá de ese hecho, a ambos países les unen lazos profundos de hermandad y convivencia diaria para cientos de miles de familias. No hay que olvidar que más de un millón y medio de criollos y sus descendientes viven actualmente en Estados Unidos, aproximadamente la misma cantidad de turistas norteamericanos que visitan este país, además de los 250,000 ciudadanos estadounidenses residentes aquí.
No obstante, el mandatario se refirió a los desafíos que representa para la República Dominicana el tratado de libre comercio con Centroamérica y Estados Unidos (DR-CAFTA), debido a las asimetrías entre sus economías, por lo que subrayó que la colaboración e intercambios comerciales debían realizarse “siempre en condiciones justas y sostenibles para nuestros productores”, sin desventajas en el mercado norteamericano, puntualizó Danilo Medina.
El vicepresidente norteamericano habló de los once millones de hombres, mujeres y niños indocumentados en su país, y añadió que “el secreto de Norteamérica ha estado en renovarse a través del influjo de la migración”. Admitió, sin embargo, que esto es algo difícil y que la República Dominicana tiene varios retos.
Se habla de “como gobiernos trabajar juntos para promover la prosperidad, la seguridad y la fuerte gobernabilidad democrática”. La desigualdad territorial y geográfica debe trascender a estos límites, tal y como observó Medina. Unirse para combatir el crimen transnacional e incrementar las oportunidades educativas y económicas para los ciudadanos de ambas naciones, debe ser premisa de igualdad en esa competitividad económica, que debe mejorar los climas de inversión, sin repetir errores que favorezcan unos más que a otros y que la obtención de beneficios sea mutuo.
Como repiten los ancestros y sabios consejeros, mejor conocer la historia para no repetir errores.
Medina y Biden, ¿soplan otros vientos?
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