El papa Francisco pasó una ajetreada mañana repleta de audiencias, a pesar de las nuevas preocupaciones con respecto a su salud, que se dispararon tras verse obligado a cancelar una de sus salidas oficiales.
Francisco, de 77 años, parecía cansado, pero sonrió con frecuencia durante una c habitual audiencia de diez minutos con el presidente de Madagascar. Además el papa pronunció sin problemas un discurso ante una delegación ortodoxa que también tenía concertada una visita y se reunió con dos cardenales del Vaticano.
En el último momento Francisco canceló el viernes una visita a un hospital de Roma, la tercera vez que lo hace por encontrarse cansado o enfermo durante el mes de junio.
El Vaticano sostuvo que él sufrió una «indisposición inesperada» pero que no temían por su salud. El papa solo tiene un pulmón, tiene mal la espalda y tuvo un problema intestinal a principios de este mes.
El papa, cansado pero sonriente
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