“Mientras más pobre es la mujer, más se embaraza en la adolescencia”

Hace 12 años sostuve una interesante entrevista con el doctor Víctor Calderón, hoy director del Hospital de Maternidad Nuestra Señora de la Altagracia. Entonces, el tema era la alta cifra de muertes maternas que tenían lugar en el país. Esta vez, el drama vuelve a reunirnos.
 
República dominicana presenta una de las más altas tasas de mortalidad materna en América Latina, con 106 por cada cien mil nacidos vivos. De esa cifra, el 18% corresponde a adolescentes entre 15 y 20 años.
 
-Doctor, ¿por qué si la nación dominicana el 98% de las embarazadas acude a las consultas y el 98% de los partos se realizan en centros asistenciales, existen tantas muertes maternas?
“Las causas principales de las muertes maternas en el país son la  cia, con un 27%; las hemorragias con un 25% y las infecciones con un porciento similar. Ahora, un dato que trasciende es que el 17% de esos fallecimientos corresponde a niñas menores de 18 años. El 30% de los nacimientos son de madres adolescentes en el país y unos 5 mil 230 tienen lugar en nuestra maternidad.
 
“Por debajo de los 18 años de edad aumentan los riesgos. Sobre todo porque además del desarrollo físico, tampoco hay uno mental. Entonces, consecuentemente ocurre un mayor número de cesáreas y la morbilidad se acrecienta por las complicaciones, sobre todo en este grupo etario”.
 
– ¿Mala calidad en la atención médica?, ¿qué otros elementos inciden?
“Hay que comprender que todo tiene que ver con la calidad de la atención médica. Son factores importantes: una mujer embarazada es mucho más sensible; lleva la vida de otro ser en su interior y todo eso está bajo nuestra responsabilidad como especialistas. Entonces, hay que tener muy claro que cuando llega esa paciente, pesa sobre nuestros hombros una gran responsabilidad.
 
“Puede afectar el agotador tiempo de trabajo de los médicos, las morbilidades se producen en su gran mayoría pasadas las 12 de la noche. Tenemos altas incidencias de pacientes operadas en las madrugadas, porque dilatan su llegada aquí. Todo esto incide.
 
“Pero considero la educación como primer elemento. Para nosotros sigue siendo vergonzoso que un país como el nuestro todavía no imparta educación sexual en las escuelas públicas ni en los colegios. Niños y niñas no saben cómo funcionan sus cuerpos, cómo se embaraza una mujer, qué capacidad tienen…Mientras no existan las enseñanzas sexuales y reproductivas, por ignorancia seguirán los embarazos no deseados y sume a esto las enfermedades de transmisión sexual, el virus del papiloma humano, sífilis y VIH, todas ellas en aumento.
 
“Por eso es la importancia de la educación sexual. Hay que aprender que el sexo es un acto de mucha responsabilidad y hay que enseñar a nuestros hijos a eso”.
 
-¿Y qué hay en relación con las malas prácticas médicas? ¿Continúa como motivo por el cual mueren tantas mujeres en el país?
“Mire, las malas prácticas existen. Somos un centro asistencial en formación y pueden ocurrir: en las malas técnicas de sutura en una cesárea, o en otras situaciones; aunque hemos previsto supervisar a los médicos en formación y todo esto ha mejorado. No es actualmente de las causas principales de muertes”.
 
Cesáreas, riesgos
De los partos ocurridos en 2013 en adolescentes, el 30% fue vaginal y el 28% cesáreas, de acuerdo con las estadísticas del Ministerio de Salud. El 30% de los bebés muertos el pasado año a nivel general eran hijos de madres menores de 20 años.
 
Las cesáreas se incrementaron del 40.9% en el 2011 al 43.5% en el 2012 y al 44.4% en el 2013, lo que representa riesgos mayores.
 
Otro factor que contribuye a los altos índices de mortalidad materna es el aborto, que en 2013 representó la cuarta causa de muerte en el país, con un total de 17 fallecimientos. Según los datos del Ministerio, en el año 2012 se atendieron 21,059 mujeres por complicaciones, un tercio más que las 14,650 atendidas veinte años atrás. La mayoría acude a sitios no convencionales para interrumpir los embarazos. La Constitución de la República prohíbe dicha legalización.
 
Planes y medidas, pero…
El Observatorio Político Dominicano, publicó el pasado 7 de marzo un documento en el cual subraya “la necesidad de una atención especial a la capacitación y sensibilización de los operadores sanitarios, para una atención de calidad y calidez a las mujeres, antes, durante y después del proceso de maternidad, ha de ser un componente esencial de las políticas públicas para mejorar la salud materna”.
 
El pasado año, el Ministerio de Salud puso en marcha su Plan Estratégico Nacional para la Reducción de la Mortalidad Materna e Infantil 2012-2016; no obstante, República Dominicana enfrenta el peligro de no poder cumplir el quinto Objetivo de Desarrollo del Milenio (ODM), tanto en su eje número 1, relacionado con la mortalidad materna, como en el segundo, acerca de la salud reproductiva de la mujer.
 
El director del Hospital Nuestra Señora de la Altagracia rememora que en el año 1996, la estadística marcaba 229 por 100 mil nacidos vivos. “Eso significaba que unas 700 mujeres por año morían a causa del parto o después. Luego, en 2004, se redujo a 159 por 100 mil nacidos vivos y en 2013, la Organización Panamericana de la Salud reportó que la mortalidad era de 106 por 100 mil nacidos vivos.
 
“Los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), del gobierno dominicano persiguen alcanzar la cifra de 55 por mil nacidos vivos, lo cual sería difícil de cumplir, pues apenas falta un año y no la hemos podido reducir. Para lograr bajar de 106 a 50 necesitaríamos otros 17 años casi… ¿Se imagina?”.
 
Más pobres
El doctor Calderón menciona un componente social de gran importancia en la nación dominicana: “Mientras más pobre es la mujer, más se embaraza en la adolescencia. Ella considera que puede ganar una vida mejor y lo que hace es que su vida empeore.
 
“Se ha determinado estadísticamente que una joven adolecente embarazada recrudece su pobreza en un 28%. A ello se suma la deserción escolar, de ella y del padre de la criatura, para enfrentar los desafíos de la nueva familia. Entonces, esto constituye otro factor que agudiza la situación.
 
“También se observa en el país una cultura de madres a hijas, de parir a edades tempranas, o se consideran ¨quedadas¨. Si la progenitora tuvo su primer embarazo a los 14 años, ellas siguen el ejemplo. Es una cultura que hay que cambiar. Eso hay que hacerlo desde las escuelas, sin duda alguna”.
 
Baja subvención
Existe un programa en el Hospital de Maternidad Nuestra Señora de la Altagracia dirigido a las adolescentes embarazadas, a fin de que puedan planificar un segundo alumbramiento. La presidenta del Patronato e integrante del Consejo Administrativo, Gloria Mejía de Selman, ha colaborado con los talleres impartidos a las muchachas, a quienes orientan sobre lo que significa en sus vidas un embarazo no deseado y aconsejan planificar próximos nacimientos. El hospital les provee de vacunas gratuitas para ello. “Pero, no todas entienden esto y no se preparan”, objeta.
 
No obstante, Mejía de Selman prosigue su labor altruista de más de 35 años: “Recurrimos a instituciones privadas con campañas y cartas directas. Ahora mismo logramos adquirir equipos paradoscópicos, y seguimos en busca de otras donaciones”, expone.
 
El doctor Calderón admite que el Ministerio de Salud Pública les apoya en todo lo posible; pero la subvención del Estado, de unos RD$5 millones mensuales, se reducen por tener que pagar el 40% al Programa de Medicamentos Esenciales. “¿Se imagina un hospital con unos 125 nacimientos diarios?, en una semana se van 3 millones de pesos fácilmente. Ni hablar del gasto de las 70 camas de cuidados intensivos neonatales. Esto es un barril sin fondo”, resume.
 
Incongruencias
 
El Estado dominicano ha logrado una amplia cobertura en los servicios de salud maternos, aun cuando los resultados indican una calidad cuestionable. Diversas políticas plantean un aumento del flujo de recursos públicos para el financiamiento de los servicios de salud de los grupos más pobres de la población, impulsar la provisión de una cartera de servicios en tal sentido y la consolidación de mecanismos de monitoreo y evaluación de resultados.
 
Más allá de los cuestionamientos a la confiabilidad de las cifras oficiales y desentonos en las informaciones disponibles, la problemática de las muertes maternas prosigue como mal,que en el decir del doctor Víctor Calderón, se prolongan, “y sigue siendo vergonzosas”.

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