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Ser “prospecto” no es seguridad de durabilidad en un equipo

LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
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A veces, muchos jugadores jóvenes de béisbol piensan que su estatus de «prospecto» los exime de ser cambiados a otro equipo. Que van a jugar toda la vida con esa misma franquicia que los firmó de chicos. Y no está mal pensar así, después de todo es un sueño en complicidad
 
Hablo sobre este tema porque me llamó curiosamente la atención una respuesta que me dio el espigado lanzador dominicano de los Mets de Nueva York, Jeurys Familia, durante la ya clásica premiación que otorga El Mundo de las Grandes Ligas, programa radial que se transmite cada domingo (5:00 pm a 6:00 pm) por WKDM 1380 AM y que presento y co-produzco junto a Félix DeJesús, y el cua él fue homenajeado junto a su compañero, el campocorto panameño Rubén Tejada.
 
Le pregunté si estaba preparado para un potencial canje por parte de los Mets a otro equipo, y quedó tan sorprendido que me dijo esto:
 
«No. Sinceramente no lo he pensado. Pero si llega a pasar, hay que seguir adelante donde quiera que esté. Pero no lo he pensado».
 
Para Familia, el haber sido etiquetado como una de las grandes promesas del montículo del equipo con base en Queens, Nueva York, junto a su compatriotas Jenrry Mejía, Rafael Montero y el ya estelar Matt Harvey, le da esa seguridad de que llegó a Grandes Ligas para quedarse por muchos años por venir con los Mets. También se podría agregar el hecho de que está teniendo una buena campaña como relevista taponero y cerrador ocasional.
 
Pero la realidad es, por más dura que sea, que son pocos los jugadores catalogados como «gran promesa» que terminan con sus equipos originales, ya sean por su bajo rendiniento a las expectativas creadas en torno a ellos o por que su valor es tan alto que son fichas claves para cambios con otras organizaciones.
 
Comunmente se da el primer caso. Un ejemplo claro de eso lo dieron los mismos Mets hace casi de 20 años atrás cuando tuvieron que dejar partir al cotizado trío de lanzadores conformado por Bill Pusipher, Jason Isringhausen y Paul Wilson, la llamada «Generación K». Al cabo de par de años con el equipo grande, estos talentosos jugadores terminaron en otros equipos debido las constantes lesiones. Los Mets no quisieron esperar.
 
Otros sonorosn casos sucedieron en la misma ciudad, pero en otro condado, El Bronx, cuando los Yankees dejaron ir a sus tres cacareadas promesas Ian Kennedy, Joba Chamberlain y Phill Hughes.
 
Estos dos últimos alcanzaron cierto éxito al principio después de llegar en 2007 con bombos y platillos al Yankee Stadium, y el primero apenas duró una temporada (2008), la del debut del actual diriente Joe Giraldi.
 
Simplemente no estuvieron a la altura de las expectativas, mucho menos en un club tan exigente como los 27 veces campeones de la Serie Mundial.
 
En el segundo caso, ha sucedido que el equipo se vea en necesidad de salir de su prospecto para poder ligar refuerzos en bateo o pitcheo. O a veces por capricho del gerente general.
Uno de estos casos fue el de exgerente general de los Mets, Steve Phillips, quien inexplicablemente el 31 de julio de 2014 cambió a los entonces Devil Rays de Tampa Bay al otrora prodigio zurdo y “All Stars” Scott Kazmir por el mediocre derecho venezolano Víctor Zambrano.
 
Lo realidad es que, al parecer, Familia ya no regresará a ser un abridor, al menos con los Mets, y las posibilidades de que lo cambien son muy altas, y más con todo el talento que tiene arriba y abajo en las menores el equipo.
 
Así que con estos antecedentes, muchos ocurridos en su propio patio, Familia no debe estar sorprendido de que sea él próximo en salir del Citi Field antes o después del 31 de julio.

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