Río de Janeiro.-El Mundial de fútbol Brasil 2014 concluyó este domingo con el título para Alemania y con un balance satisfactorio para el Gobierno en organización, número de turistas, ingresos e imagen del país en el exterior y sin las temidas manifestaciones y atrasos en las obras que amenazaban el evento.
Pese al fracaso de la selección de Brasil en su objetivo de conquistar el sexto título en el Mundial que disputó en casa, el éxito de la organización de la competición fue destacado en el balance final hecho ayer por diferentes autoridades brasileñas, comenzando por la presidenta Dilma Rousseff.
«Los brasileños guardamos la emoción y la satisfacción de haber organizado un evento muy exitoso, un Mundial que sólo no fue perfecto porque no se consiguió el sexto título» (por parte de la selección brasileña), afirmó la mandataria en un mensaje divulgado ayer por la Presidencia y en el que calificó la competición de Brasil como «la Copa de las Copas».
Las manifestaciones y huelgas que se multiplicaron días antes de iniciarse el Mundial y las advertencias de la FIFA sobre las obras atrasadas en los estadios y problemas en los aeropuertos hacían prever una competición caótica, impresión que fue reflejada por cientos de periodistas extranjeros en sus primeras crónicas desde Brasil.
Pero los estadios, algunos de ellos entregados a última hora, funcionaron normalmente y los aeropuertos, pese al fuerte aumento del número de pasajeros, operaron sin problemas y con tasas mínimas de atrasos o cancelaciones, según reportó la misma prensa extranjera tras los 31 días de competición.
Las obras de movilidad que Brasil construyó en las doce sedes para facilitar el transporte de los aficionados, algunas de las cuales no llegaron a ser concluidas, garantizaron el normal flujo de los pasajeros, aunque la mayoría de las ciudades sedes declaró festivos en los días de partido para reducir el tránsito.
En una entrevista que concedió el viernes a diferentes medios extranjeros, incluyendo Efe, Rousseff afirmó que el «éxito» de la organización del Mundial ha callado a quienes «decían que todo sería un caos y que solamente habría manifestaciones y violencia».
La mandataria agregó que «nunca hubo campaña semejante en contra de un Mundial de fútbol», pero que ahora «nadie puede criticar» la organización y que «el pueblo» brasileño demostró que aquellos que apostaron en contra del éxito del Mundial «estaban equivocados».
El mismo discurso fue repetido por sus colaboradores. «El Mundial confirmó a Brasil como país con condiciones de organizar grandes eventos internacionales», dijo en entrevista a Efe el pasado jueves el ministro de la Secretaría de la Presidencia, Gilberto Carvalho.
El funcionario agregó que Brasil puede celebrar por no haber ocurrido nada de lo que los pesimistas preveían y por haber organizado una competición con funcionamiento perfecto en cuanto al transporte y, principalmente, la seguridad.
Carvalho dijo que el Gobierno entendió el mensaje que recibió de las calles el año pasado cuando millones de manifestantes protestaron por mejores servicios públicos en coincidencia con la Copa Confederaciones y que inició un diálogo con diferentes grupos para intentar atender sus reivindicaciones.
Agregó que, como las protestas eran impulsadas por una nueva clase media que exige mejores servicios públicos y muy pocas por el Mundial, las convocatorias a manifestaciones en el último mes tuvieron poca acogida.
Según datos del Ministerio de Justicia, en los primeros 28 días del Mundial se registraron en Brasil 209 protestas que atrajeron tan sólo a 48.123 manifestantes, en su gran mayoría de pequeños grupos y sin que llegaran a amenazar o afectar la competición. Tan sólo en 18 de esas protestas fueron reportados actos violentos.
Carvalho dijo que parte de las inversiones en el Mundial ya fue compensado con los turistas atraídos por el torneo y con la exposición de Brasil durante un mes en prensa de todos los países.
Según las cifras parciales divulgadas por el Gobierno, tan sólo en junio, cuando se disputó la fase de grupos del Mundial, Brasil recibió 692.000 visitantes extranjeros de 203 nacionalidades, con lo que superó las expectativas del Gobierno, que esperaba 600.000 visitantes foráneos en los 31 días del torneo.
El ministro brasileño de Turismo, Vinicius Lages, citado en una nota divulgada ayer por la Presidencia, afirmó que el Mundial se convirtió en una excelente oportunidad para ampliar la visibilidad del país en el exterior y estimular el crecimiento del turismo.
«Tras el Mundial podemos ampliar en un 20 % el número de visitantes extranjeros gracias a esa exposición positiva de la imagen de Brasil en el exterior», afirmó.
La mayoría de los reportajes sobre el Mundial publicados en la prensa internacional terminó elogiando no sólo la organización del evento sino también la hospitalidad de los brasileños y su pasión por el fútbol, además de las bellezas naturales del país.
¡Fue un gran Mundial!
LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
Story
Page