No se trata de un día tan sólo o de una fecha más para comprar y elevar el consumo a precios inaguantables para la economía de las familias dominicanas. Más allá de todo eso, ofrendar en este día a los padres, implica esa relación infinita con quienes junto a las madres determinan la llegada al mundo de ese ser que hoy les honra.
Padre no es un simple término, una denominación consanguínea, es el inviolable espacio donde reinan amor y disciplina al mismo tiempo, con la palabra educar implícita en ese destino, sobre todo con el ejemplo que no caduca ni aún después de la muerte.
Y quizás este 27 de julio, muchas familias dominicanas, residentes fuera y dentro del país, amanecieron con el abrazo fuerte de ese pecho que nos cobijó desde pequeños y que continúa siendo el resguardo de la cabeza inclinada o de la frente ceñida, sobre todo en los tiempos difíciles.
“Honrar, honra”, como dijo el poeta y cada hijo e hija de esta nación experimenta especial orgullo por esos seres que nos han ayudado a crecer cada día, por dentro y por fuera.
También a los Padres de la Patria llegue este homenaje, porque de ellos llevamos la conciencia en los genes y cada una de las actuaciones cotidianas consagra los actos de los hijos e hijas de esta nación, como dignos de sus enseñanzas.
Felicidades a todos y cada uno de los padres dominicanos, estén donde estén, aún en el más lejano perímetro de esta geografía universal.
Padres
LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
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