Un millar de vecinos vuelven a exigir el cierre de los pisos turísticos cuyos ocupantes causan numerosas molestias. La última reunión con el Ayuntamiento acaba sin acuerdo.
Un millar de vecinos del barrio de La Barceloneta se han vuelto a movilizar este sábado en Barcelona para exigir el cierre de los pisos turísticos cuyos ocupantes causan numerosas molestias a los residentes y después de rechazar el plan de control propuesto por el consistorio en una reunión mantenida el día anterior.
Los manifestantes han desfilado por la calles de este popular barrio marinero de Barcelona con pancartas y eslóganes en contra del llamado turismo de borrachera y entonando otros cánticos clásicos como el «No nos moverán» o «La Barceloneta no está en venta».
Los vecinos han sacado durante la protesta un cañón que suelen utilizar durante las fiestas mayores del barrio, «como símbolo de resistencia y «para advertir de que la Barceloneta se defenderá de estos ataques como sea», ha dicho a Efe el presidente de la asociación de vecinos del barrio, Oriol Casabella, que ha insistido en que la única solución pasa por el cierre inmediato de los pisos que se alquilan de forma ilegal como alojamiento turístico y que han proliferado, según los vecinos, sin ningún tipo de control.
Paradójicamente, la manifestación, que ha cortado durante unos minutos el tráfico de la avenida Joan de Borbó, ha tenido como espectadores a los miles de turistas que a la misma hora volvían de la playa y que llenan los establecimientos hosteleros que jalonan esta transitada vía de la capital catalana.
Rechazan el plan del Ayuntamiento
Esta es la cuarta movilización que los residentes de este barrio han llevado a cabo a lo largo de la última semana ante las constantes molestias que provocan un determinado tipo de turistas y que se incrementa durante las noches del verano.
La concejal del distrito de Ciutat Vella, Mercè Homs, convocó la noche del viernes a los vecinos y sus representantes a una reunión para exponer las medidas que el consistorio quiere aplicar para intentar erradicar o reducir los efectos del este turismo low cost, generado habitualmente por jóvenes turistas extranjeros que se comportan incívicamente durante su estancia en la ciudad.
En la reunión, que finalizó sin acuerdo, y con gritos e improperios contra la edil, Homs anunció que el consistorio quiere incrementar el control con tres nuevos equipos de inspección que revisarán «puerta a puerta» los edificios en busca de ofertas de alojamiento ilegales.
Según datos municipales, durante este agosto se han recibido 50 quejas por molestias originadasdesde pisos turísticos en La Barceloneta, frente a las 14 del mismo mes del pasado año, mientras que en julio hubo 37 (fueron 19 en julio de 2013).