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Lo que no se entiende

LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
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Resulta que la carencia de recursos ha cerrado las puertas de ocho hogares de paz que posee el Consejo Nacional para la Niñez y la Adolescencia (Conani), lo que implica que esa generación del “relevo”, la que finalmente crecerá, pese a todos los obstáculos, y sustituirá a quienes ahora ocupan sitios del poder y otros eslabones sociales, se encuentran a la deriva, sin atención y sin que la brújula del tiempo les marque un final feliz.
 
Simultáneo a esto, el informe global de desarrollo humano alerta que aunque Latinoamérica es la región del mundo que más avances ha experimentado en los últimos tiempos, el riesgo de la desaceleración se cierne sobre los cielos de nuestra América y todo esto debido a la gran brecha existente entre ricos y pobres.
 
En República Dominicana,  tan solo con una parte de la fortuna que se pierde en el vacío de la corrupción, por ejemplo, no solo serían ocho los hogares que podrían salvarse, sino que tal vez muchos niños y niñas no llegarían a situaciones precarias, y habría menos adolescentes delincuentes y muchas otras aristas de sus vidas estarían resueltas.
 
No es posible dejar de ver los pequeños que continúan en las calles, donde piden limosnas y son el blanco de inescrupulosos métodos, que van desde la prostitución infantil hasta su empleo s como “mulas” en el narcotráfico barrial, y un sinnúmero de actuaciones que no solo matan el hermoso instante de la infancia, sino que dejan sin futuro un país que, como el resto de las  naciones, envejece a grado superlativo.
 
El tema es más que preocupante para cada una de las instituciones y personas que definitivamente están comprometidas con el cumplimiento de leyes tan vitales como la 136-03, o el Código para el Sistema de Protección y los Derechos Fundamentales de los Niños, Niñas y Adolescentes, que si bien provee de un marco legal para la protección de sus derechos, aún adolece de aspectos requeridos para su cumplimiento.
 
Claro que el asunto es más complejo: familia y sociedad están dejando brechas profundas en la formación de la nueva generación y encima, se agudizan las  posibilidades de “enderezar” sus caminos con hogares como los que acaba de cerrar Conani.

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