Pedro Mendoza, Jefe de Cuidados Intensivos del hospital José María Cabral, cuestiona con acierto la percepción oficial sobre los accidentes del tránsito y observa que instituciones del país creen “que el hecho de que tengamos una cifra de muertos del tránsito terrestre que alcanza la tenebrosa tasa de 42 por cada 100 mil habitantes, ¡la segunda más alta del mundo entero!, se debe a las malas condiciones de las vías y mal trazado de calles y avenidas”.
En realidad el mundo entero muestra estadísticas alarmantes, que marcan más de 1,24 millones de muertes y 50 millones de heridos por año, siendo la tercera causa de defunciones en hombres y mujeres de 30 a 44 años, la segunda en el grupo de 5 a 15 años, y la primera en el conjunto de 5 a 14 años.
En República Dominicana, los accidentes de tránsito continúan preocupando a la sociedad íntegra, en la medida en que ocupan una de las primeras causas de muertes, donde se registra una tasa de un 41.7%, y 6 fallecidos por cada 1,000 personas, a la vez que sobresale que el 58% de estos ocurre por colisiones de motocicletas, cuyos vehículos se ven involucrados en el 72%.
Pedro Mendoza sostiene que de cada 100 accidentes ocurridos en el territorio nacional, un 70 por ciento tiene como causa la ingesta de alcohol, un 20 por ciento se debe a la falta de atención, otro cinco por ciento lo origina la falta de mantenimiento a los vehículos y tal vez el resto pueda atribuirse a condiciones de las vías; o sea, el menor número de estos infaustos casos.
De manera que el criterio médico de quienes reciben en los hospitales a los accidentados es que las instituciones que deben velar por “el cumplimiento de la ley de tránsito, el consumo excesivo de alcohol, las actitudes de los sindicatos del transporte y la irresponsabilidad de padres que toleran que sus hijos adolescentes manejen de manera temeraria o borrachos”. Estas, precisan los especialistas que deben recibir con impotencia profesional a los insalvables hombres y mujeres que perecen por las negligencias que tienen lugar en calles y carreteras de la nación dominicana, son las causas de mortales accidentes.
Sin mencionar aquellos que siguen vivos, pero con traumatismos severos y en condiciones deplorables para el resto de sus existencias.
Más allá de arreglos necesarios de calles y circunvalaciones viales, resulta imprescindible sumar a la necesidad de un presupuesto apropiado para trabajar en la escena, que se apele a la verdadera raíz de este mal: educar a quienes cometen tantas violaciones y exigir a las autoridades una verdadera observancia de los deberes y derechos, solo así podremos evitar que tantas familias pierdan a sus seres queridos por la imprudencia en las vías.
Muertes, más allá de condiciones viales
LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
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