A partir de este 6 de octubre, comienza la Semana del Cerebro, iniciativa de la Sociedad Española de Neurología (SEN), y la Fundación del Cerebro, a fin de “potenciar la prevención activa del cerebro y el conocimiento de las distintas enfermedades neurológicas”.
Muy positivo resulta que se produzcan iniciativas tales, en un periodo en el cual muchas familias ven con tristeza como algún miembro del hogar pierde la memoria y aparecen el aborrecido Alzheimer y tantas otras dolencias que arruinan no solo a quien padece, sino a todo el núcleo de parientes que le rodean.
Amén de las actividades que desarrollarán estas instituciones en su localidad, el mundo entero debe estar pendiente de los resultados individuales y colectivos, porque pueden ser imitables las gestiones que provocan algo tan estimable como cuidarnos de enfermedades neurológicas, que como el ictus o el Alzheimer son líderes en mortalidad y discapacidad, tal y como señala la nota informativa que anuncia la semana y que añade que “otras como la epilepsia, el Parkinson, la esclerosis múltiple, la migraña o las enfermedades neuromusculares también son muy discapacitantes y suponen un grave problema socio-sanitario”.
Se conoce que en la actualidad millones de personas sufren algún tipo de enfermedad neurológica y, lamentablemente, en los próximos años, “estas enfermedades afectarán cada vez a un mayor número de personas, debido al envejecimiento de la población y al aumento de la esperanza de vida”, tal y como señala el doctor David Pérez, director de la Fundación del Cerebro.
Entre las recomendaciones científicas para mantener un cerebro sano, se prevén las que copiamos textualmente a continuación para nuestros lectores:
Una dieta sana y equilibrada y el ejercicio físico ayudan a tener un cerebro sano. Realizar actividades que estimulen la actividad cerebral y te mantengan mentalmente activo como leer, escribir, memorizar números de teléfono, participar en juegos de mesa, realizar actividades manuales, completar crucigramas, aprender y practicar un nuevo idioma, etc. Ejercitar algún tipo de actividad física de forma regular, bien sea mediante la práctica de un deporte o realizando uno o dos paseos diarios de al menos 30 minutos. Potenciar las relaciones sociales y afectivas evitando la incomunicación, el aislamiento social y el estrés.
También, realizar una dieta equilibrada, evitando el exceso de grasas animales y de sal y potenciando el consumo de frutas y verduras. Llevar hábitos de vida saludables sin consumo de alcohol, tabaco y drogas y dormir como mínimo 8 horas diarias. Controlar la hipertensión, dado que es el principal factor de riesgo de enfermedades cerebrovasculares como el ictus. Proteger el cerebro contra las agresiones físicas del exterior mediante la utilización sistemática del cinturón de seguridad en los vehículos y del casco cuando se viaja en moto.
Cerebro sano
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