Con 65 años de edad, la señora Eufemia Rudecinda Ogando, residente en el sector San Felipe, de Villa Mella, Santo Domingo Norte, se levanta tempranito cada mañana para buscar agua a unos cuantos metros de su casa, debido a que la barriada solo recibe el líquido cuando les hacen huelga a la Corporación del Acueducto y Alcantarillado de Santo Domingo (Caasd).
Ogando narra que la última vez que fueron a la Caasd fue hace 15 días, el mismo tiempo que llevan sin agua, por lo que deben apelar a la solidaridad de algunos vecinos con cisternas o comprar botellones.
Indicó que ese es uno de los tantos problemas de esa comunidad, ya que en su casa solo trabaja su hija, mientras que su esposo y nietos no están empleados.
Esta situación se extiende por todos los hogares de ese poblado, donde el porcentaje de desempleo en jóvenes productivos es alarmante, ya que muchos ni siquiera encuentran para chiripiar.
En ese sentido se expresó Expedita de la Rosa, quien explicó que tenía un puesto de vender empanadas, pero lo quitó porque casi nadie compraba, debido al poco dinero que circula entre los vecinos.
Mientras que Domingo Antonio Encarnación, propietario de un pequeño colmado, habló de los malabares que ha hecho para mantener abierto el negocio, debido a las tantas precariedades.
A la pobreza, desempleo y falta de agua se une la cantidad de adolescentes embarazadas y la delincuencia que azota a los comunitarios, quienes temen ser asaltados cuando se dirigen a la escuela o trabajo.
Una señora que no quiso ser identificada, declaró que hace dos años su nieto de un año estaba en la galería de la casa cuando se formó una balacera y un proyectil le impactó en la espalda, dejándolo inválido.
“No queremos que un hecho tan lamentable como ese le ocurra a otra persona, por lo que pedimos constante patrullaje de la policía”, manifestó la abuela.
Otro inconveniente que sufren los residentes del sector es el provocado por la cañada que atraviesa la barriada, la cual expide un hedor pestilente y ocasiona erupciones en la piel y enfermedades respiratorias, especialmente en los menores.
“Cuando llueve esto es un caos, hay varias casas que nadie las ocupa ni gratis, porque el desfiladero les pasa por el frente y además los mosquitos están acabando con uno“, destaca Domingo Antonio Encarnación.
Muchos moradores se han quejado porque el Ministerio de Salud Pública no va por la zona a fumigar ni a orientar sobre afecciones virales que pueden ser prevenidas, sobre todo en estos tiempos de epidemias, que podrían sumarse al sombrío panorama de San Felipe, en Villa Mella.
En San Felipe si no hacen huelga no reciben agua
LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
Story
Page