Simultáneamente a la reunión sostenida entre funcionarios haitianos y dominicanos, a fin de revisar una serie de temas comunes, especialmente el comercial, y dar continuidad a estos encuentros iniciados a principios de año, destinados a encontrar caminos y acuerdos que beneficien a ambos países, la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CorteIDH), publicó su sentencia, en la cual declara culpable al Estado dominicano por la violación de varios derechos en deportaciones efectuadas entre 1999 y 2000 y por otras violaciones a los “derechos de identidad, igualdad ante la ley, libertad personal, garantías judiciales, protección judicial, a la familia, a la dignidad, así como una infracción a la prohibición de expulsión colectiva de extranjeros”.
El tema de las personas de ascendencia haitiana en el país, sin documentos, es harto conocido, como también se sabe de los esfuerzos que lleva a cabo el presidente Danilo Medina en este sentido, para regularizar su estatus, aun cuando las propias autoridades del vecino país no han apoyado los trámites.
Y está bien que la CorteIDH se preocupe y ocupe porque se cumplan los derechos humanos de los seres que en este planeta sufren vejaciones y violaciones; pues en tal sentido deben estar muy ocupados también con las potencias- las mismas que siglos atrás despojaron a la tierra haitiana de sus riquezas-, que hoy en día no dejan mucho margen a los que llegan, igual que los haitianos aquí, en busca de un mejor futuro.
La cuarta ronda del diálogo bilateral dejará frutos y los futuros encuentros redundarán en multiplicar oportunidades de negocios y enriquecimiento de este diálogo binacional, que avanza en prioridades e intenta encontrar soluciones relacionadas con problemas comunes. Mientras, la ONU considera necesaria una especie de Plan Marshall para que Haití pueda superar la pobreza crónica y avance hacia un futuro más cierto.
Si nos dejan…
LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
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