La presidenta de la Asociación de Industriales de la República Dominicana (AIRD), Ligia Bonetti, manifestó este jueves que muchos están equivocados al tildar al sector empresarial como grupo de presión, cuyo propósito es la defensa de sus intereses, sin importar que vaya en detrimento de la sociedad dominicana.
Sostuvo que en lo que respecta a la AIRD esa percepción es errada, ya que ningún socio ni industrial es tan miope para ignorar que las empresas sólo tienen permanencia y sostenibilidad, si el ambiente económico y social del país favorece los negocios, incrementa el poder adquisitivo de las mayorías y cuenta con una población con crecientes niveles de educación y capacitación respaldada con un adecuado sistema de protección social.
“Pensar de modo contrario es un suicidio y los empresarios no somos suicidas. En la AIRD valoramos el enfoque que tiene el actual Gobierno de empujar políticas sociales que vayan más allá de suplir las carencias de los ciudadanos y ciudadanas más pobres, políticas sociales que no son marginales, ni simplemente un relleno, sino que buscan que las personas puedan contar con oportunidades, capacidades y puedan desarrollarse”, expresó la empresaria.
Asimismo, solicitó que el Estado disponga de más recursos para proveer servicios públicos que beneficien al conjunto del país y que garanticen una mayor cohesión social. “Producir y exportar más es una de las mejores vías, sino la mejor para lograr esto”.
Indicó que mucho se ha hablado de la necesidad de eliminar exenciones fiscales o, por lo menos, enfocarlas a actividades estratégicas. “En la AIRD estamos más que de acuerdo; pero las exenciones fiscales primero no pueden ser vistas como un gasto que privilegia, sino como una inversión que crea condiciones para que la nación pueda incrementar su productividad y exportaciones en un mercado globalizado y abierto, donde tenemos ventajas comparativas que no siempre hemos sabido aprovechar”, resaltó Bonetti.
Confió en que parte de esas condiciones sean mejoradas con el Pacto Eléctrico, cuya discusión está en proceso, conscientes de que la solución de los graves problemas que existen en diferentes áreas y que fueron expuestos por la Estrategia Nacional de Desarrollo, como educación, salud, electricidad, y sobre todo aumentar la productividad para competir un mundo globalizado, requieren de unificar voluntades.
“Estamos dispuestos a unirnos para actuar en concierto, buscando soluciones, no sólo con el Gobierno en todos sus niveles, incluyendo lo municipal, sino también con los diversos actores tales como la academia, los sindicatos, instituciones de la sociedad civil, entre otras”, destacó la presidenta del AIRD.
Indicadores de cautela
En el mismo escenario, el empresario industrial José Vitienes Colubi declaró que el país está recibiendo señales de cautela, en cuanto al déficit comercial, el cual pasó de 23 millones de dólares en 1964 a 7,221.90 millones de dólares en el 2013, por lo que ignorarlo “significa que no hemos tomado conciencia de la oportunidad que hemos perdido desde hace décadas”.
Añadió que el segundo indicador es la creciente informalidad de la economía dominicana, ya que el grande formal tiende a informalizarse para poder competir, al igual que el que ya lo es.
“No me malinterpreten, yo creo que la economía informal ha sido importantísima para que se desarrolle el empleo, y que la gente de la calle se gane el sustento de sus familias, amén de que genera una demanda derivada para los bienes y servicios que produce la economía”, argumentó.
Vitienes Colubi dijo que en cuanto a la competitividad, el primer fallo surge al comparar los costos con economías parecidas a la dominicana, cuando el estándar comparativo deben ser las condiciones en los países más competitivos, “porque con ellos es que se compite”.
Aclaró que la ley de incentivo industrial nunca exoneró el 100% de los impuestos aduanales, sino un máximo de 90% de estos, y nunca permitió deducir más del 50% de las utilidades reinvertidas, por lo que las industrias nunca dejaron de hacer su aporte al fisco dominicano.
Con relación a la distribución de combustibles explicó que hay una dinámica de competencia activa, y los frutos se ven en la calidad, abundancia, y generalización de los servicios ofertados. “Su única debilidad, es que el sector se sigue viendo como ente generador de ingresos para el fisco, los precios se fijan por decisión gubernamental y no como parte integral de una cadena que requiere estar en niveles competitivos” afirmó el empresario.
Aseguró que fue muy difícil para el Estado semiprivatizar el negocio de combustibles; sin embargo, dijo que los resultados están ahí y recordó que en los años 80, el país se paralizó en varias oportunidades porque se resistía a subir los precios de los combustibles por miedo a las reacciones políticas. La creación de un sistema de precios variables corrigió eso. Pero ahora tenemos necesidades fiscales, y el escenario es diferente, contrario a los de aquellas fechas.
En torno al pacto eléctrico precisó que mientras no se permita la incursión de actores privados en toda la gama de la industria eléctrica y no se inyecte la competencia libre, innovadora y orientada al servicio, continuarán los mismos problemas que empezaron hace cuatro décadas. Concluyó que para tener posibilidades de desarrollo económico, se necesita energía de calidad, abundante y barata.
Tanto Ligia Bonetti como José Vitienes ofrecieron sus declaraciones durante el almuerzo aniversario de la entidad, que contó con la presencia del Presidente de la República, Danilo Medina y se reconoció el rol del destacado empresario José León Asencio y Andrés van der Horst, director del Consejo Nacional de Competitividad.
Ligia Bonetti: “Los empresarios no somos suicidas”
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