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Meditabundo: La costumbre y la corrupción

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La moral del latín mos-mores. Costumbre o costumbres en el sentido de conjuntos de normas o reglas adquiridas por hábito. Tiene que ver así con el comportamiento adquirido, o modo de ser adquirido por el ser humano. Es el arte de las buenas costumbres, es decir de las costumbres que son buenas para el hombre, las costumbres que le dan madurez y perfección.
 
El hombre necesita ser educado para vivir como hombre, porque lo normal es que, sin educación, no puede sobrevivir. Educar es, ante todo, enseñarles a usar bien la libertad, a usar de su libertad como es propio de un hombre libre, que quiere decir, entre otras cosas, que está mucho menos condicionado por sus instintos, pero por eso mismo necesita aprender muchas cosas que los animales saben por instinto.
 
El derecho por claro contenido de moral social, la costumbre es una norma objetiva de acción añadida a la ley escrita. La costumbre es el mejor intérprete de la ley.
 
La corrupción es la permanencia de las costumbres fuera de la ley. En sí no tocan el ámbito regulado por la ley y la concebimos como el principal mal social del hombre.
 
La costumbre puede ser buena (virtud) o mala (vicio). Son dos disposiciones morales reales, contrarias entre sí, de la persona, en las cuales compromete toda su responsabilidad moral. Lo que expresa claramente lo que ha querido ser, su logro o su malogro.
 
La mala costumbre es una cierta fuerza que se impone por la impunidad. En ningún momento la moral, ese hábito sano debe ser reducido o eliminado, como lo han hecho creando un sistema de intereses económicos que enriquecen. En la realidad se ha perdido el estímulo de la potencia que intensifica la tendencia de la persona, que da realce a la buena costumbre. Urge la presión social que arrastre, elevada al nivel moral, propia del ambiente en el que necesariamente vive el hombre.
 
La corrupción del sistema político es ad oculus: aparece tan clara como si se tuviera viendo. El corrupto no comprende que lo más considerado es la verdad.
 
El amor al bienestar de la patria, es la causa que motiva e impulsa la protesta contra lo contrario a la ley. Cuando se argumenta el acto de corrupción esta basado en las autenticas circunstancias del asunto. El que vive de la corrupción demuestra que carece de la base del conocimiento verdadero: El sentido común, cualidad innata del hombre.
 
La corrupción es un mal que destruye todo lo bueno. Los dominicanos están de acuerdo, admitido que es una verdad tan firme, evidente, como la claridad del sol. La más real de las esencias, contenido interno de toda realidad. La corrupción no se puede ocultar en virtud del hecho mismo, por ello mismo. Las verdades concuerdan entre sí. Mostrar la corrupción no necesita demostrar demasiadas cosas, solo la acción delictiva. El que discute con un corrupto pierde su tiempo. Con quien niega el fundamento no se discute, es decir, sin estar de acuerdo en las primisas básicas no es posible la discusión lógica. De nada se origina nada.
 
Los que acostumbran a obtener beneficio de lo ajeno son malhechores, no se incluyen en los que aman el bienestar de su patria.
 
Nuestra invitada de hoy: Las protestas contra la explotación de metales en Loma Miranda, por ser contraria al bienestar de la colectividad que es la suprema ley.
 
El autor  es vicealmirante retirado de la Armada Dominicana.

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