Una Grecia desafiante dijo este jueves que no se dejará «chantajear» por sus socios de la Unión Europea, pero afirmó que quería encontrar una solución conjunta a su crisis de deuda y austeridad.
En un intento por tranquilizar a los griegos después de que el Banco Central Europeo cancelara repentinamente su aceptación de bonos griegos a cambio de financiación, Atenas dijo que su sistema financiero era seguro dado que los bancos habían tenido acceso a fondos de emergencia del banco central.
Los bancos griegos han recibido luz verde para utilizar 10.000 millones de euros adicionales en fondos de emergencia por encima del actual tope si es necesario, dijo un funcionario, mientras que un representante del banco central de Grecia sostuvo que la decisión del BCE no afectaría a la liquidez y estabilidad del sistema bancario.
Pero las autoridades griegas insistieron en que Atenas no tenía planes de dar marcha atrás a sus promesas de acabar con la austeridad, que el primer ministro Alexis Tsipras dice que ha desencadenado una crisis humanitaria en Grecia.
«Grecia no tiene intención de chantajear a nadie, pero tampoco se dejará chantajear», dijo un portavoz gubernamental, añadiendo que Atenas respetaría el «mandato popular» que obtuvo en las elecciones del mes pasado.
«La decisión del BCE (..) es un acto de presión política para alcanzar un acuerdo con rapidez», añadió.
Tsipras y su ministro de Economía, Yanis Varoufakis, han estado recorriendo Europa buscando el apoyo de socios a su plan de conseguir un alivio de la deuda y el fin de las políticas de austeridad, pero hasta ahora sólo han recibido advertencias de que no pretendan evitar los compromisos de pago pactados en el actual programa de rescate del país.
Varoufakis ha sido elogiado por algunos medios como una «superestrella», lo que sugiere una desconexión entre la respuesta de Europa y las expectativas locales.
