Recientemente las dominicanas pasaron balance a las conquistas obtenidas en post de la igualdad social desde la celebración de la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer de las Naciones Unidas, realizada en septiembre de 1995, en Beijing, capital de la República Popular China, en un momento donde todo el mundo tenía la mirada fijada en el cambio de siglo y donde la organización y lucha por los derechos de las féminas, reforzada por tres conferencias mundiales anteriores había alcanzado un alto banderín mundial y se proclamaba que el siglo XXI sería el siglo de las mujeres.
Esta Conferencia se caracterizó por su amplia difusión y apoyo del gobierno Chino y por su realización en dos sedes que, en algunas etapas funcionaron de manera paralela. Como por ejemplo el Foro de ONG, realizado en Huairou, China, que compartían un único objetivo: la igualdad de género y el empoderamiento de todas las mujeres.
La Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer en Beijing es todavía hoy, 20 años después, la conferencia más grande organizada por las Naciones Unidas. A esta actividad asistieron gobiernos de 189 países, 6 mil delegados gubernamentales, además, 4 mil representantes de Organizaciones No Gubernamentales (ONG), 4 mil periodistas y todas las organizaciones integrantes de la ONU, para un total de 17,000 participantes.
Luego de dos semanas de debates políticos, a veces acalorados, las y los representantes de los 189 gobiernos consiguieron negociar compromisos de alcance histórico, presionados por miles de activistas no gubernamentales que desde el foro paralelo continuaron presionando, tendiendo redes, incidiendo en las opiniones y guiando el enfoque de la cobertura mundial por los medios de comunicación.
Cuando la IV Conferencia llegó a su fin, había producido dos importantes resultados: La Declaración y la Plataforma de Acción de Beijing, el plan más progresista que jamás había existido para promover los derechos de la mujer. La Plataforma de Acción imagina un mundo en el que todas las mujeres y las niñas pueden ejercer sus libertades y opciones, y hacer realidad todos sus derechos, como el de vivir sin violencia, asistir a la escuela, participar en las decisiones políticas y recibir igual salario por igual trabajo.
Cumplimiento
El proceso de Beijing desencadenó una voluntad política notable y la visibilidad mundial. Conectó y reforzó el activismo de los movimientos de mujeres a escala universal. Las personas que participaron en la conferencia volvieron a sus hogares con grandes esperanzas y un claro acuerdo acerca de cómo lograr la igualdad y el empoderamiento.
Desde entonces los gobiernos, la sociedad civil y el público en general han traducido las promesas de la Plataforma de Acción en cambios concretos en cada uno de los países. Estos han emprendido enormes mejoras en las vidas de las mujeres.
Nunca antes tantas féminas habían ocupado cargos políticos, contado con protección jurídica contra la violencia de género y vivido al amparo de constituciones que garantizan la igualdad de género.
Cada 5 años los gobiernos firmantes deben presentar a la ONU un Examen de Progreso como forma de garantizar los avances. En manos de las nuevas generaciones de mujeres y hombres comprometidos con la igualdad está el reto de hacer plena realidad esa nueva sociedad que se visualizó en Beijing, 20 años atrás. Aun así, la Plataforma de Acción imaginó la igualdad de género en todas las dimensiones de la vida, pero ningún país ha logrado completar ese programa.
Las mujeres ganan menos que los hombres y es más probable que trabajen en empleos de baja calidad. La tercera parte de ellas sufre violencia física o sexual en el transcurso de su vida. Las brechas en los derechos reproductivos y la atención de salud causan la muerte de 800 mujeres al dar a luz cada día.
El 20º aniversario de Beijing ofrece nuevas oportunidades para demandar y revitalizar los compromisos, fortalecer la voluntad política y movilizar a la sociedad.
Todos tenemos una función que desempeñar, y es para el bien común. Cada vez hay más pruebas de que el empoderamiento de las mujeres empodera a la humanidad. Por ejemplo, las economías crecen más rápidamente, y las familias son más saludables y están mejor educadas.
La Plataforma de Acción de Beijing, que 20 años después sigue orientada al futuro, ofrece un foco de atención que reúne a las personas en torno a la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres. Sus promesas son necesariamente ambiciosas. Pero con el paso del tiempo, y con la energía acumulada de las nuevas generaciones, están al alcance de la mano.
