El espectro político dominicano se ha tornado interesante a raíz de la salida a las calles del expresidente Leonel Fernández Reyna, quien ha querido contener el tsunami humano que se ha producido alrededor del presidente Danilo Medina para que acepte la reelección presidencial.
Es que nos encontramos ante un fenómeno extraño, nunca antes visto en la historia de la República Dominicana, en que un presidente haya mantenido una popularidad tan alta a más de dos años de gestión gubernamental, cuando todos sabemos que al doblar esa curva la mayoría de los mandatarios que hemos tenido comienzan a descender en su aceptación popular.
Desde luego, el ex presidente Fernández como un veterano político ha salido al ruedo público a tratar de reducir el impacto que ha mantenido la popularidad del presidente Medina en la sociedad dominicana y en su aparición hasta ha querido imitarlo en su sencilla forma de ser.
El presidente del Partido de la Liberación Dominicana en su afán por conectar con las masas que se han acomodado a un nuevo estilo de hacer política, ha comenzado a comer chicharrón y a quitarse la chaqueta, en franca admisión de entender que a las personas común y corriente les simpatiza que sus líderes sean igual que ellas.
De todos modos, la población no es tonta y contrario a los que algunos políticos creen la base de la sociedad dominicana razona y es capaz de discernir entre lo que es pose y originalidad, en cuanto al accionar político se refiere y que en campaña todo el mundo tiende a ser simpático y cuando sube las escalinatas del Palacio Nacional se muestra como verdaderamente es.
Los ejemplos de esto, los hemos vivido con mucha frecuencia en nuestro país, primero en lo concerniente al extinto presidente Joaquín Balaguer, quien cuando estaba en la oposición lucia como un árbol apagado y tan pronto como resurgía de sus derrotas y llegaba al solio presidencial se notaba joven , resplandeciente y dispuesto a aplastar a quien se le pusiera de frente sin importar que fuera de su propio partido.
Pero el ejemplo más reciente lo tuvimos hace a penas menos de tres años, cuando observamos que luego de haberse vendido como todo un candidato cambiado, el aspirante a la presidencia de la República que se creía ganado comenzó a sacar sus garras y en una demostración de su original genio volvió a dar boches y a menospreciar a las mujeres que se dedican a los quehaceres domésticos y finalmente toda la población sorprendida con sus acciones termino volcada a favor del hoy presidente de la República, Danilo Medina.
Con esta ilustración, lo que queremos decir es que, cada ser humano tiene su forma de ser y que el verdadero carácter del líder se conoce cuando le corresponde dirigir los destinos de una nación o conglomerado, no así en los momentos que busca conquistar a sus seguidores, ya sea en campaña política o en actividades donde no se comparta el poder.
En ese sentido, podemos afirmar que el presidente Medina lleva un gran trecho contra quienes han detentado el poder y que la población dominicana conoce su proceder, por lo que imitarlo en su forma sencilla de ser, lo que haría es robustecer su reelección en el 2016.
Quienes han abrazado el proyecto reeleccionista del presidente de la República entienden que esa es la vía que garantiza la continuidad del PLD en el poder, porque los demás proyectos que han surgido a lo interno de ese partido hasta el momento no aseguran la victoria en primera vuelta y que las experiencias que hemos tenido sobre los proyectos reeleccionistas que se han presentado en el país no se han sustentado sobre bases tan sólidas de alta popularidad como las que ostenta Danilo Medina y que por lo tanto no están dispuestos a retroceder por nada ni nadie.
agendasemanal@hotmail.com
La reelección sin vuelta atrás
LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
Story
Page