Las fuerzas militares y equipos especializados avanzaron en las labores de rescate de miles de personas aisladas en desérticos pueblos del norte de Chile, azotados por inusuales lluvias que dejaron al menos seis muertos tras desbordes de ríos y aluviones.
Por las intensas precipitaciones, las peores en ocho décadas en el norte del país, permanecían desaparecidas casi una veintena de personas, mientras que el número de fallecidos se redujo en una víctima desde los siete muertos informados anteriormente por las autoridades.
No obstante, las cifras de fallecidos podrían aumentar en los próximos días, debido a que muchos lugareños aseguraron que decenas de personas fueron sepultados por aluviones en los valles y quebradas de la zona cordillerana y en pueblos costeros.
La gubernamental Oficina Nacional de Emergencia (ONEMI) dijo que había más de 4.000 personas damnificadas y unas 2.000 albergadas. Autoridades locales, en tanto, indicaron que centenares de casas fueron destruidas completamente, mientras unas 5.000 sufrieron daños menores y mayores.
Luego de haber inspeccionado muchas localidades afectadas, la mandataria Michelle Bachelet dijo que se dispusieron decenas de albergues, en medio de la preocupación de los afectados que insistentemente le consultaron a la jefa de estado hasta cuándo estarían en estos recintos de emergencia.
«No puedo levantar una casa en un segundo (…) la primera prioridad hoy es rescatar personas y salvar vidas», dijo Bachelet.
En algunas zonas del árido desierto chileno, los registros indicaron que la lluvia caída en los últimos días equivalía a lo acumulado en dos años o tres años.
El Gobierno ordenó a las fuerzas militares tomar el control del orden público en las áreas más afectadas, junto con el traslado de unos 16 helicópteros y aviones para ir en ayuda de las cientos de personas aisladas.
«Este es el mayor desastre pluviométrico que hemos tenido en los últimos 80 años y es una situación muy compleja», admitió el subsecretario del Ministerio del Interior, Mahmud Aleuy.
Tras los múltiples aluviones en distantes zonas del norte del país, la autoridad declaró alerta sanitaria por la turbiedad del agua potable y ordenó una vacunación generalizada por posibles brotes de enfermedades.
Las lluvias también inundaron un hospital por lo que se ordenó el traslado aéreo de cuatro recién nacidos a Santiago.
Entre barros y escombros, cientos de personas intentaban recuperar lo que se pudiera de sus viviendas afectadas en medio de brotes de saqueos que obligaron a las autoridades a declarar toque de queda en algunos pueblos y a pedir a los dueños de almacenes no especular con los precios de productos de primera necesidad.
Los esfuerzos de las autoridades estaban concentrados en las comunas de Alto del Carmen, Tierra Amarilla y Diego de Almagro, donde cientos de personas permanecían aisladas aún.
Las ciudades de Copiapó, Taltal y en pequeños pueblos se repetían las escenas de barros y escombros, mientras que varias villas se encontraban casi hundidas en el lodo, como El Salado y Chañaral, donde las autoridades concentraban las labores de búsqueda de desaparecidos con perros especializados y equipos de criminalística.
Aviones militares C-130 se encontraban en el aeropuerto de Copiapó, utilizado como una improvisada base de operaciones, para desplegar las labores de abastecimiento de las zonas más afectadas.
El inusual fenómeno climatológico se produjo debido a que un núcleo frío chocó con la Cordillera de Los Andes y, en vez de caer nieve, produjo fuertes precipitaciones a gran altura que barrieron con todo camino abajo y en dirección hacia valles, quebradas y pueblos costeros.
MINERAS IMPACTADAS
Fue tal la intensidad de las lluvias que la mayoría de las grandes minas de cobre que operan en el norte del país suspendió sus faenas temporalmente, aunque algunas buscaban retomar su normalidad.
La estatal chilena Codelco, la mayor productora mundial de cobre, informó que estaba retomando «paulatinamente» sus operaciones en los yacimientos Chuquicamata, Radomiro Tomic, Ministro Hales y Gabriela Mistral, pero destacó que su pequeña división Salvador continuaba detenida.
Antofagasta Minerals mantenía detenidas sus minas Centinela y Michilla, así como las obras de su próxima mina a inaugurar, Antucoya, y el proyecto Óxidos Encuentro.
El jefe de turno de la Dirección Meteorológica de Chile, Luis Salazar, dijo que «lo peor (del inusual fenómeno) ya es historia».
La unidad meteorológica había advertido anticipadamente a las autoridades que caerían lluvias equivalentes a un año en las regiones afectadas. Una oficina gubernamental a cargo de las emergencias en el país aseguró que se adoptaron con antelación las medidas para enfrentar esta emergencia.
El desborde de ríos y aludes también provocó cortes de rutas y graves fallas en la fibra óptica de telecomunicación en la zona, por lo que las autoridades luchaban por restablecer las comunicaciones terrestres para poder abastecer con más ayuda a los miles de damnificados.
Una agencia de emergencias declaró alerta roja para la comuna de Taltal debido a que unas piscinas decantadoras (anti aluviones) se encontraban a un 75 por ciento de su capacidad máxima, mientras bomberos intentaban encausar las aguas para evitar que ingresaran más a las casas.
Peores lluvias en 80 años dejan seis muertos en Chile
LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
Story
Page