Sea por los efectos del cambio climático o por múltiples razones más, el caso es que República Dominicana sufre los efectos de la sequía, y padece de cambios de patrones nunca antes vistos.
Especialistas en el tema, sabios campesinos y personas que durante décadas han aprendido a leer en la tierra y el cielo señales ineludibles, comentan cómo los tiempos han cambiado y en algunas regiones se presentan alteraciones importantes de sus recursos naturales; sobre todo se incrementan las zonas áridas áridas, semiáridas y subhúmedas, que comprenden el 18 % de la superficie del país y que están caracterizadas por un balance hídrico negativo.
La intensidad de las sequías en la geografía nacional es tal, que ha sido comparada con la de 1997; se trata del desabastecimiento de víveres esenciales en la alimentación de la familia dominicana, como los plátanos, el arroz, la batata, yuca, hortalizas, entre esos productos básicos.
El fenómeno de El Niño fue el causante en ese entonces al igual que ahora y directivos de la Oficina Nacional de Meteorología (Onamet), dijeron que las lluvias de mayo no fueron suficientes para la subsistencia de los ríos y embalses. Entonces se enfrenta lo peor, que es la escasez en el servicio de agua potable.
El director de la Corporación del Acueducto y Alcantarillado de Santo Domingo (Caasd), Alejandro Montás, llamó a la ciudadanía a racionalizar, dada la sequía que afecta al país. De manera que sectores que recibían agua cinco días, la tendrán solo cuatro; y quienes gozaban de dicho beneficio cuatro días de la semana, contarán ahora tres… y así sucesivamente.
Recuperar el caudal es el objetivo; pero no hay que olvidar que mientras una parte de la población ahorra y economiza, otra derrocha ese preciado líquido, sin el cual es nula la existencia.
Tomar conciencia al respecto es, sin exageración alguna, una situación de vida o muerta.
Sequía
LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
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