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Exceso de tacón origina problemas en pie

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Son una de las partes más sufridas de nuestro organismo. Nos llevan, nos traen y casi siempre callan. Claro, hasta que abusamos y entonces llega el dolor. Los pies son flexibles y adaptativos, pero también piden cuidados o cuando menos un buen trato, evitando vicios que pueden afectar a la cadera, la columna o a la musculatura.
 
Hay que distinguir entre vicios y patologías. El primer concepto abarca tendencias como caminar con los pies hacia adentro o hacia afuera. No obstante, José García Mostazo, presidente del Consejo General del Colegio de Podólogos señala que “cuando llevamos un rato caminando, el automatismo hace que las piernas y los pies adquieran su posición natural. Los vicios son más frecuentes cuando estamos en estática”.
 
Volcar los pies hacia afuera o rotar un poco las piernas al estar parados suele ser lo habitual. “Adoptamos estas posturas porque relajan la musculatura. Si pisamos como debería ser, quizá hay un músculo que nos genera mucha tensión o incomodidad, y por eso vencemos los pies hacia afuera”, subraya el podólogo.
 
Por suerte, la situación normal de una persona no es estar mucho tiempo de pie. Estas son las patologías que sí pueden tener efectos negativos en la salud:
Pies planos: disminuye o desaparece el arco del pie. En consecuencia, la mayoría de la superficie de la planta del pie tiene contacto con el suelo. Es habitual durante la edad infantil.
 
Pies cavos: exceso de arco del pie. Dedos flexionados en garra y puente muy alto que condiciona el calzado.
 
Pies valgos: tienen tendencia a volcarse hacia adentro (pies pronados).
Pies varos: tienen tendencia a tumbarse hacia afuera (pies supinados).
 
Empezar con mal pie
 
Una posición incorrecta de los pies puede causar dolores en la columna vertebral, así como en la cadera, rodilla, tobillo y musculatura de la extremidad. Los pies planos a veces desencadenan artrosis precoz y problemas en el pie a nivel óseo o articular.
 
Hay patologías que pueden causar problemas en la pisada. En concreto, párkinson (este trastorno neurodegenerativo a veces se traduce en inestabilidad al caminar. Los afectados por dicho síntoma suelen ser personas de entre 40 y 50 años) y gota (el cúmulo de ácido úrico en el organismo puede manifestarse con inflamación y dolor intenso en el dedo gordo del pie).
 
Plantillas sí, tacones no
 
García Mostazo aconseja emplear un calzado neutro que evite los movimientos hacia dentro o hacia afuera, en función del problema. El uso de plantillas ortopédicas está extendido para equilibrar la posición y neutralizar los movimientos de rotación excesiva.
 
Las plantillas reducen la tensión anómala en los ligamentos o compresión de los cartílagos de las articulaciones; previenen artrosis, tendinitis y problemas de cadera o rodilla; y nos hace estar menos expuestos a un esguince (cuando los pies se desvían hacia afuera, corremos este riesgo).
 
Y en cambio, el experto desaconseja usar tacones. El exceso de tacón puede originar problemas en el pie. García Mostazo alude a la sobrecarga en la zona del antepie, dolor intenso, problemas en las uñas o incluso rotura espontánea de algún hueso del pie.
 
Usar mucho tacón también puede acarrear problemas en la columna y la cadera. “Este tipo de zapatos provocan presión en las vértebras lumbares y aumentan su curvatura. A largo plazo, generan artrosis en la columna”, explica el podólogo.
 
Los problemas en la pisada se acrecentan con tacones estrechos y puntiagudos, ya que “la base de apoyo del talón es muy pequeña y aumenta la inestabilidad”. No obstante, el zapato más dañino es el de cuña alta, “porque se aguanta más tiempo”.

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