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Nuevas escuderías, peligro de fracaso

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La Fórmula 1 quiere, otra vez, más equipos en la parrilla, cinco años después del último arreón. Pero la última vez que la FIA abrió otro proceso de captación de nuevos equipos para el Mundial de Fórmula 1, el experimento resultó un completo fracaso. Fue en 2010, tras la marcha de Toyota, BMW y Brawn, antes Honda, lo que dejó la parrilla menguada, tal y como ha sucedido en los últimos tiempos.
 
Entonces cuatro equipos arrimaron presupuesto y ganas a la llamada del entonces presidente de la FIA Max Mosley: el USF1 estadounidense, el Campos Meta español, Virgin inglés y Lotus, entonces con registro en Malasia.
 
El señuelo eran presupuestos entre 35 y 50 millonesde euros, suficientes para ir creciendo ya que, por entonces, se pretendía reducir los de los equipos grandes paulatinamente.
 
En plena crisis económica,el USF1 ni siquiera llegó a formarsey el de Adrián Campos, con motor Cosworth y chasis Dallara,tampoco recibió apoyos con lo que fue rescatadoa última hora por el empresario José Ramón Carabante, que la rebautizó como Hispania.
 
La realidad es que la brecha económica siguió existiendo, y para los nuevos equipos los resultados no llegaron, la exposición mediática era nula, quemaron muchos patrocinadores, y con el tiempo fueron desapareciendo.
 
El balance, cuatro años después es desolador:Hispania, luego HRT -tras ser de nuevo reflotada por el fondo inversor Thesan- desapareció a finales de 2012 tras 56 carreras disputadas en tres años y un 13º puesto como mejor resultado (Liuzzi en Canadá 2011).
 
Lotus, que acabó derivando en Caterham(Renault atrapó la denominación real del otro Lotus tras una larga batalla legal),desapareció también a finales de la pasada temporadapese a un intento final vía online, de sobrevivir con la ayuda de los aficionados. Sus mejores resultados: 11º en Brasil 2012 y Mónaco 2014.
 
Virgin tampoco ha tenido un recorrido sencillo.También cambió dos veces de nombre, hasta Marussia y hoy Manor. La pasada temporada vivió además, como Caterham, un proceso de venta de activos y concurso de acreedores que se vio paralizada en el último momento por un nuevo inversor.
 
El dinero, unos 40 millones, obtenido por los dos puntos conquistados por Jules Bianchi en Mónaco 2014 -los únicos de las nuevas escuderías- fueron vitales para apostar un año más por la escudería, ahora inglesa,pero de largo la más floja de la parrilla, y la única con un motor de la pasada temporada.

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