Cleveland.- El coach de Golden State Warriors, Steve Kerr, no lo dudó un segundo.
Cuando tras el peloteo pertinente antes del Juego 4 un periodista le preguntó si Andrew Bogut sería titular, el entrenador decidió contestar con un sí rotundo. Pero en su cabeza ya tenía decidido que Andre Iguodala (22 puntos y ocho rebotes) ingresaría en el quinteto titular en lugar del australiano. Mintió deliberadamente con el fin de despistar… nada nuevo en este mundillo donde la estrategia es fundamental. Sin embargo, la decisión tenía sus riesgos.
Nunca se sabe por dónde puede salir el tiro, el australiano no estaba teniendo unas Finales excesivamente participativas. La pintura se le resistía, la canasta se le hacía pequeña y los rebotes se le escapaban. Defensivamente tuvo altibajos y su actuación en general dejó mucho que desear. Pero uno siempre tiene la esperanza de que le salgan partidos como los del Juego 2 y 3 de la serie anterior ante Houston Rockets, quizás por eso y por mantener la estructura titular invariable, cualquier entrenador se dejaría llevar por la rutina. Pero Kerr lo tenía claro, aunque le dijera lo contrario a los reporteros.
«No creo que me den un trofeo basado en la moralidad. Te lo dan por ganar, así que pido disculpas por ello», argumentó en tono distendido tras la victoria de su equipo. El tiro le salió bien atinado y la titularidad de Iguodala valió una victoria que pone las tablas en la serie. Dos a dos y a empezar de cero, el mejor de tres partidos se llevará el trofeo a la no moralidad y la ventaja de campo vuelve a los californianos.
Kerr ha sabido utilizar a su sexto mejor hombre de manera astuta. Le limitó durante la temporada regular y no le puso más de 27 minutos. Incluso le dio descanso en algunos juegos clave. Siempre necesitó que su empuje desde la banca fortaleciera a la segunda unidad, a ese banquillo profundo y de calidad que se ha convertido en la santa y seña de unos Warriors con alternativas suficientes. Y ahora, cuando más duele una bofetada inesperada, le puso de titular. Cuarenta minutos le bastaron para limitar a Lebron James en 4 de 14 tiros de campo, en total, cuando se ha encargado de marcar al alero de Cleveland, Iguodala ha sido capaz de contenerle en 18 de 54 lanzamientos. Iguodala está siendo para ‘El Rey’ el Matthew Dellavedova de Stephen Curry.
«Hay muchos jugadores muy buenos en la liga. Como 10 o 15 y he tenido que marcarles a todos. Lo llevo haciendo durante mucho tiempo. Lo que le hace dinámico (a LeBron) es que es uno de los jugadores más inteligentes y mejores pasadores de todos los anotadores. Los fundamentos son los mismos, hacerle trabajar lo máximo posible. Que tenga lanzamientos difíciles. Miras sus fortalezas y debilidades, por dónde quiere ir y le intentas sacar de su zona de confort. Suena más fácil decirlo que hacerlo, pero todos tenemos mucho talento en la cancha», confesó Iguodala.
Funcionó el experimento, la mentira piadosa, arriesgada y fundamental para sorprender a unos Cavaliers que se quedaron sin recursos y salieron demasiado damnificados en un juego que les hubiera puesto con pie y medio en la cima. Ningún equipo de la NBA se ha repuesto a un 3-1 en contra en las Finales, algo de lo que los Warriors no hablaron, pero… ¿quién quiere jugarse el todo por el todo en un Juego 5? Nadie.
«No hablamos de ello, pero somos un grupo muy competitivo. Tenemos mucho orgullo y nos hacemos responsables de los momentos. Nuestra concentración es el próximo juego, queremos ganar», sentenció Iguodala.
Al dirigente Steve Kerr se le dio su “mentira piadosa”
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