La actitud del grupo artístico del proyecto Jauvay Ayiti -de la Universidad de las Indias Occidentales (UWI)-, de llamar a los países miembros de la Comunidad del Caribe (Caricom), a boicotear los productos de República Dominicana en protesta por la deportación masiva de miles de haitianos, es en verdad errónea. No conocer los intríngulis de un asunto y actuar a priori, es siempre un error, sobre todo si se trata, como es el caso, de un proceso que hasta el momento se ha desarrollado sobre la base del respeto entre ambos países, aun cuando duelan las consecuencias humanas que pesan por encima de todo y más.
Otras coaliciones dominico- haitianas, organizaciones culturales, comunitarias, religiosas y activistas de diferentes instituciones, también se han manifestado sobre el tema en otros países, por ejemplo, Estados Unidos, donde constantemente se deportan ilegales. Pero, en el caso específico de República Dominicana, la Dirección General de Migración informó mediante un comunicado que no habría deportaciones masivas y que cada caso sería procesado de manera individual e informado a la embajada de su país, previo a la entrega en los puntos de recepción establecidos de común acuerdo.
De manera que el gobierno dominicano niega la posibilidad de las «deportaciones en masa», y fueron legalizadas unas 70 mil personas de origen haitiano por encima de lo previsto en esta primera fase del Plan Regularización de Extranjeros. Las inquietudes sobre el destino de quienes deben regresar al empobrecido Haití no son solo de los que protestan allá o acá. El primer ministro haitiano, Evans Paul, ha reafirmado que se tomarán medidas para recibir a los que regresen a su tierra y, definitivamente, deben existir propuestas de apoyo y legitimidad de acciones que prevalezcan por encima de críticas inválidas en estos momentos.
¡Así no es!
LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
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