A la llegada a esta patria Duartiana soberana de los señores de la OEA me alejé meditando, recordando las lecturas en la Biblioteca Municipal de Cannes, Francia, 1953. Entré en las ideas de Bodino, Roseau, Platón en su República, Mantesquieu 1748 con su Espíritu de las Leyes, Locke 1690 con su obra Tratados sobre el Gobierno Civil. Las neuronas avanzando en la oxidación, me dictan y le entrego algo de la soberanía.
En el Renacimiento surge el Estado. Fue Juan Bodino (1530-1596) el que primero explica el concepto de soberanía. En las páginas históricas de los griegos y romanos no se lee esto porque a la Polis y a la Civitas no les era necesaria. Por no tener conciencia de oposición al poder indiscutible de la autoridad civil. La soberanía nace con el Estado, es institución apoyada por el absolutismo. El absolutismo prepara también el concepto soberanía. Y le da carácter subjetivo. El monarca es el soberano.
La soberanía pierde el carácter de apropiable subjetivamente por el monarca y se transfiere al pueblo. Roseau expresa: “El pueblo es el soberano”. Con el tiempo la soberanía sufre otro despliegue y se despersonaliza aun más.
Hoy la soberanía es un atributo del poder del Estado. Y se define como la capacidad que tiene un Estado para determinarse a sí mismo y para contraer compromisos y obligarse sin necesidad de contar con la aprobación de ningún otro poder mayor, igual o menor que el suyo. De esto se infiere que la soberanía tiene dos manifestaciones: Una interna que significa que el poder supremo dentro de un Estado radica en el Estado. Y otra externa que significa que ningún Estado, por poderoso que sea, puede intervenir en los asuntos privativos de otro Estado, a menos que en el ejercicio de su soberanía el Estado correspondiente se encuentre adscrito a una organización supranacional y esta adopte medidas que tengan repercusiones internas en ese Estado.
La formación de esas organizaciones no disuelve la soberanía de los estados miembros, sino más bien la consolida.
La soberanía nacional es autoridad y dignidad suprema que compete en forma exclusiva al pueblo sobre el territorio nacional. Los hechos actuales indican que la OEA necesita la ayuda para engendrar los pensamientos, con el método mayéutico (Socrático) que consiste en llevar al receptor el descubrimiento de la verdad mediante una serie de preguntas concisas y precisas de manera que el destinatario llegue a ella por sí mismo. En sentido general, el arte de llegar a la verdad mediante el reconocimiento de la evidencia.
Señor secretario general de la OEA, Luis Almagro. La mentira es una expresión o manifestación contraria a lo que se sabe o piensa. Es contraria a la responsabilidad de la dignidad humana. Considero al señor presidente José Mujica, ciudadano del mundo, ejemplo vivo del respeto a la dignidad humana. ¿Por qué no seguir sus huellas? Amar al hombre solo por ser hombre.
El autor es vicealmirante retirado de la Armada Dominicana
Meditabundo: Hablando de soberanía
LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
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