El gobierno de Brasil anunció recortes de gastos y más impuestos para cerrar sus cuentas, apostando a medidas de austeridad ante una crisis política y económica que amenaza a la presidenta Dilma Rousseff.
El paquete fiscal definido este lunes, que depende de la aprobación del Congreso, procura evitar que otras calificadoras de riesgo quiten el “grado inversor” a Brasil como lo hizo Standard & Poor’s (S&P) el miércoles.
Las medidas para conseguir unos US$17.000 millones adicionales incluyen la postergación de ajustes salariales y contrataciones en el sector público, reducción de ministerios y creación de un impuesto a operaciones financieras.
Las medidas apuntan a cubrir el déficit fiscal primario de 0,5% del PIB previsto inicialmente en el presupuesto del año que viene, algo citado por S&P en su decisión de rebajar la nota de Brasil, y obtener en cambio un superávit de 0,7%.
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“Muchas de las medidas exigirán apoyo del Congreso para que se vuelvan efectivas y la confianza de los brasileños”, sostuvo el ministro de Hacienda, Joaquim Levy, al anunciar el paquete junto a su colega de Planificación, Nelson Barbosa.
“Poco probable”
Sin embargo, Rousseff ha enfrentado una rebelión de aliados este año en el Congreso y un desplome de sus índices de aprobación, que se encuentran actualmente en un dígito, ante crecientes escándalos de corrupción.
El presidente de la cámara de Diputados, Eduardo Cunha, un exaliado del gobierno acusado de participar en una red de sobornos vinculados a la petrolera estatal Petrobras, sostuvo que es “muy poco probable” que se apruebe el nuevo impuesto.
La posibilidad de optar por medidas de austeridad ante la crisis genera diferencias dentro del propio Partido de los Trabajadores (PT) de la presidenta, una economista y exguerrillera que en el pasado cuestionó este tipo de recetas en Europa.
“Sin crecimiento, será muy difícil para las naciones obtener éxito con su consolidación fiscal”, dijo Rousseff en noviembre de 2011, refiriéndose a las medidas de recortes de gastos y aumentos de impuestos en países europeos.
La economía brasileña entró en recesión en el primer semestre de este año y según analistas la caída del PIB podría llegar hasta 3% en 2015 y extenderse a lo largo de 2016, una situación que el país no vivía desde hace décadas.
El escenario actual de Brasil ha llevado a algunos legisladores opositores a apoyar reclamos de juicio político para destituir a Rousseff, aunque analistas siguen considerando difícil que el Congreso reúna las mayorías especiales para que eso ocurra.
Brasil opta por la austeridad: cortes de gastos y más impuestos ante la crisis
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