No fueron solo las organizaciones que integran la Coalición de ONG por la Infancia quienes llamaron la atención sobre el linchamiento del adolescente de 17 años, a quien residentes del sector Punta de Villa Mella, golpearon, acuchillaron y quemaron cuando, alegadamente, le sorprendieron robando. Muchas voces de la población se alzaron al considerar que más allá del hecho, la manera de ultimar al muchacho se vistió de alevosía, puesto que lo que correspondía era llevarle a un puesto policial o a la fiscalía más cercana.
Para nadie es noticia la cantidad de acciones delictivas que tienen lugar en el país y cómo las medidas asumidas por el Gobierno no han dado resultado aún, por lo que la inseguridad ciudadana es “pan de cada día”; pero, asumir la justicia con manos propias, con reacciones “absolutamente desproporcionadas”, como apuntó la Coalición de ONG por la Infancia que sucedió con este adolescente, al punto de acabar con su vida, sería como retornar a periodos cavernícolas, sin tener en cuenta que República Dominicana ha avanzado en su proceso constitucional, teniendo en cuenta, sobre todo, los derechos de cada ser humano y, particularmente, los que señalan el respeto a la vida de todas las personas, con una protección efectiva hacia niños, niñas y adolescentes.
Ni hablar de la responsabilidad familiar y social en la educación de este adolescente, que se suma a la alta cifra en el país de quienes carecen de oportunidades y viven en condiciones de pobreza extrema. Y claro que nada justifica el robo y las actuaciones que perjudican la convivencia comunitaria; pero la ley tribal del “ojo por ojo y diente por diente” no es solución. Tampoco lo es que las autoridades se hagan “de la vista gorda” y dejen que las cosas se resuelvan “al pairo”.
Linchamiento
LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
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