El Gobierno intentó coadyuvar a la educación vial con la puesta en funcionamiento del sistema de luces instaladas en los semáforos de las ciudades de Santo Domingo y Santiago, utilizando tecnología de punta que, dijeron, ahorraría al país $32.1 millones anuales.
Mucho se habló del programa de semaforización “con iluminación mediante el sistema Light Emition Diode (LED)”, que facilitaría a los conductores prever el tiempo según el control del reloj que permite visualizar cuándo se inicia o termina el cambio de luces.
De manera que con este proyecto a cargo de la empresa Energías Renovables (Rensa), se tuvo alguna esperanza…, hasta que tal y como publicaron los medios de prensa nacionales, poco después de ser inaugurados por las autoridades, agentes de la Autoridad Metropolitana del Transporte (AMET), ordenaban y dirigían el impetuoso tráfico de vehículos, en contradicción absoluta con las luces de los semáforos, y en contraposición con aquellas normas que fueron aprendidas hace lustros, de que con la verde se avanza y con la roja hay que detenerse. Ah, y que la amarilla significa precaución para la decisión a tomar de inmediato. O sea, que hay que “quedarse quietos”, pues la luz que llegará de inmediato no debe sorprendernos en medio de la vía, etc, etc.
Al parecer, hasta el momento, el uso de esta “inteligencia artificial”, no ahorra ni combustibles ni nada, porque la agudización y entaponamiento de las vías es cada día más insoportable y resulta un eufemismo creer que pueda existir agilidad en el desplazamiento gracias a la denominada “sincronización de semáforos inteligentes”; aunque muchos choferes opinan que las indisciplinas de los tapones se reducen cuando la AMET deja funcionar “la inteligencia” de los semáforos.
Pero, el caso es que se ha llegado ahora a la conclusión de que “los dejarán actuar” y solo actuarán los de la AMET en casos de urgencia. Veremos cómo siguen las cosas en las intrincadas calles del país.
La inteligencia de los semáforos
LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
Story
Page