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La historia boxística del boricua Miguel Cotto es rica

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En septiembre de 1999, mientras el puertorriqueño Félix «Tito» Trinidad y el mexicano-estadounidense Óscar de la Hoya se enfrentaban en uno de los combates más sonados de la histórica rivalidad boxística entre México y Puerto Rico, detrás de ellos ya se gestaban nuevas figuras.
 
Miguel Ángel Cotto, un púgil amateur que en esos días subiría al cuadrilátero de los Juegos Panamericanos de Winnipeg 1999, se alzó como una de las más sólidas piezas de esa nueva generación, al punto que más tarde se convirtió -quizá sin imaginarlo- en esa otra gran figura boricua que posteriormente se adentró a paso acelerado en una ruta similar a la de Trinidad. En su caso, construyendo su propio legado, uno que -siempre señaló- tendría un color diferente y en el que no buscaría reflejo en vitrina ajena.
 
Firmado luego de su participación en los Juegos Olímpicos de Sydney 2000 por la empresa Top Rank -que con su fórmula había convertido en estrellas a De la Hoya, a quien bautizó como «Golden Boy», y luego al propio Floyd Mayweather Jr.-, Cotto dio el salto a profesional en 2001, de la mano de su tío y entrenador Evangelista Cotto.
 
Cotto, un peleador natural del Barrio Hormigas, de la ciudad de Caguas, en su natal Puerto Rico, y el menor de tres hermanos, conquistó su primer título del mundo en 2004, cuando derrotó por nocaut en el cuarto asalto al brasileño Kelson Pinto, con lo que obtuvo el cinturón junior welter de la Organización Mundial de Boxeo (OMB).
 
Defendió esa corona en seis ocasiones, y en la tercera de éstas vengó un revés olímpico al detener en el noveno round a Muhammad Abdullaev, pelea que se convirtió en la primera de 11 presentaciones al día de hoy de Cotto en la ciudad de Nueva York: nueve en el Madison Square Garden, otra en el estadio de los Yankees y una más en el Barclays Center de Brooklyn.
 
En 2006, Cotto ascendió a la división welter y ganó la corona de la Asociación Mundial de Boxeo (AMB), con una victoria sobre su compatriota y entonces monarca Carlos «Indio» Quintana.
 
Luego de cuatro exitosas defensas, Cotto sufrió su primera derrota en 2008, a manos del mexicano Antonio Margarito, en un choque que tuvo lugar en el MGM Grand de Las Vegas.
 
La victoria de Margarito por nocaut técnico en el undécimo asalto dejó muchas dudas luego que al mexicano se le comprobara que había alterado sus vendajes para una pelea -meses después- en 2009, la noche en la que iba camino a enfrentar a Shane Mosley.
 
Margarito fue suspendido por un año, y su entonces entrenador -Javier Capetillo- retirado de por vida.
 
En 2009, Cotto volvió al trono, esta vez en la división welter de la OMB, título que defendió ante Joshua Clottey, y que luego perdió, ese mismo año, con Manny Pacquiao. La derrota con el filipino también obligó a un cambio de mando en una esquina que ya se había visto debilitada ante la reciente y abrupta salida de su tío tras una acalorada discusión entre ambos, que lastimosamente terminó en agresión física.
 
El entrenador Emanuel Steward tomó el control -que temporalmente había ocupado un ayudante de Evangelista, Joe Santiago, en 2009.
 
Fue un momento difícil en la carrera de Cotto, quien en enero de 2010 sufría la repentina muerte de su padre, don Miguel Cotto Carrasquillo. Cinco meses más tarde, Cotto regresaba al cuadrilátero para ganar la corona de las 154 libras de la AMB, al vencer a Yury Foreman.
 
Steward guió a Cotto hasta su defensa titular ante el nicaragüense Ricardo Mayorga, en 2011, cerrando un segundo capítulo en la carrera del boricua.
 
La tercera etapa abrió ese año de la mano del entrenador Pedro Luis Díaz Benítez, un ex preparador de la selección de boxeo de Cuba, quien le devolvió a Cotto un poco de esa confianza perdida por las derrotas ante Margarito y Pacquiao.
 
Díaz Benítez llevó a Cotto a una sonora victoria en su revancha contra Margarito, y también le puso fin a la carrera del mexicano. Con ésta sumó una tercera defensa exitosa del cinturón que le había arrebatado a Foreman. No obstante, la relación con Díaz Benítez concluyó a finales de 2012, cuando Cotto sumó dos derrotas al hilo.
 
Ambos descalabros parecían ponerle fin a una carrera en la que había conquistado cuatro coronas mundiales, en tres divisiones distintas.
 
Fue, quizás, el momento más difícil en la carrera de Cotto. Resultó ser, además, su cuarta derrota en sus últimas nueve presentaciones.
 
Cotto hizo su retorno en 2013. Esta vez flanqueado por una figura que, al parecer, desde el día uno ha enderezado literalmente todo en su vida.
Freddie Roach, entrenador de Manny Pacquiao y de otras grandes figuras del encordado, tomó el control de la carrera de Cotto y logró resultados inmediatos.
 
Miguel Ángel Cotto noqueó en tres asaltos al ex campeón Delvin Rodríguez, en octubre de 2013, en un combate que le sirvió a Roach para estudiar en dónde estaba parado con el boricua.
 
El miembro del Salón de la Fama no titubeó en ir de inmediato por un título en una división más arriba. El 7 de junio de 2014, Cotto dio una demostración de fuerza -de aquellas a las que tenía acostumbrados a sus fieles seguidores a principios de su carrera- al derribar en tres ocasiones, en el primer asalto, a Martínez, y lo obligó a retirarse de la contienda en el décimo round.
Cotto capturó el título de las 160 libras del Consejo Mundial de Boxeo (CMB), y con ello también se convirtió en el primer puertorriqueño en ganar una cuarta corona en una división diferente.
 
Esta gesta también le valió para asegurar su lugar entre los inmortales del deporte, una vez que decida colgar los guantes.
 
A principios de 2015, Cotto firmó una garantía de 50 millones de dólares por tres peleas con la empresa Roc Nation Sports, propiedad del rapero Jay-Z. La primera pelea de este convenio fue el choque en que Cotto defendió exitosamente su corona en junio, cuando venció por nocaut, en el cuarto asalto, al australiano y ex campeón del mundo de peso medio Daniel Geale.
 
Y el tema del «Canelo» Álvarez -uno que surgió como posibilidad de Cotto al haber vencido a Trout- resurgió como el ave Fénix.
 
Fue una posibilidad que se retomó en octubre de 2014, pero que se vino abajo cuando la empresa Golden Boy Promotions, propiedad de Óscar de la Hoya, pensó que Cotto iría tras una revancha con Mayweather Jr. en mayo, y puso su mira en una poco atractiva riña entre el «Canelo» y James Kirkland a finales de mayo.
 
Floyd enfrentó a Manny Pacquiao el 2 de mayo en Las Vegas, en una pelea histórica que estableció nuevos récords de ventas de boletos, pay-per-view, circuito cerrado, y todo lo que encontró a su paso, pero que no llenó las expectativas de los fanáticos.
 
Luego de varios meses de intensas negociaciones, en que desde una cláusula de revancha hasta el color del entarimado fueron temas que dilataron el anuncio oficial, finalmente fue pactado el combate Cotto-«Canelo», que tendrá lugar en el Events Center del Mandalay Bay, de Las Vegas, el 21 de noviembre.
 
«Aquí no estamos hablando cosas por hablar ni para engañar a nadie», dijo Cotto al retomar el tema de su relación con Roach y motivado por los ataques del grupo del «Canelo», que han puesto en duda lo que han llamado una relación «mágica» entre el boricua y el famoso entrenador.
 
«Freddie Roach es un entrenador que ha hecho cosas maravillosas con mi carrera. ‘Canelo’ de lo único que puede hablar de (José ‘Chepo’ y Eddie) Reynoso es que tuvo 42 peleas; que en un momento estuvo invicto, y que cuando le echaron el primer gran reto lució como un novato. Y con ese simple asunto, ¿cuál es, entonces, su pedigrí?», cuestiona el peleador, que suma un récord de 40-4 y 33 nocauts.
 
Cotto y ‘Canelo’ darán vida a otro épico capítulo en la historia de Fistiana. Esa misma noche habrá más estrellas en ascenso esperando su turno en el cíclico recambio. Puerto Rico y México están bien representados.

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