No solo las autoridades del Ministerio Público han calificado de nefasta y “un duro golpe a la lucha contra la impunidad”, la decisión de los jueces de la Segunda Sala Penal de la Suprema Corte de Justicia, de ratifica el Auto de No Ha Lugar emitido a favor del exdirector de la Oficina de Ingenieros Supervisores de Obras del Estado (Oisoe), Félix Bautista, y otros seis acusados de corrupción y lavado de activos.
Aún si quisiera cambiar el primer párrafo de estas líneas, no podría. Las desacreditaciones de la justicia tienen términos técnicos imposibles de ser sustituidos. Tampoco se puede redactar de otra manera, Lo del mal ejemplo a la sociedad y el mal precedente creado, unido esto a una pérdida de confianza en quienes dirigen los destinos de la nación, todo esto es parte del proceso. Y lo sabe la mayoría y también la minoría dirigente.
Posiblemente, si todavía se puede creer en la evolución de un mundo nuevo, con hombres y mujeres de pensamiento elevado, hay que pensar que ni los mismos beneficiados con todo este serpenteante proceso se pueden sentir absolutamente satisfechos.
El procurador general de la República, Francisco Domínguez Brito, condenó la decisión, porque más allá de todo lo que a individuos se refiere, la verdad es que todo esto “constituye un franco retroceso al combate de la corrupción administrativa y el mal uso de los fondos públicos”.
Se califica como uno de los casos “más graves de corrupción administrativa que se haya registrado en la República Dominicana”, y no se trata solamente de la posición del Ministerio Público, durante mucho tiempo, los de arriba, que no quieren; y los de abajo, que ya no pueden (más) protestarán de conciencia ante todo esto. Es una máxima que se cumple como ciclo histórico.
Impunidad
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