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El problema de las armas

LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
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El papa Francisco arremetió contra los fabricantes y traficantes de armas que, según dijo, están «manchados con la sangre de tantos inocentes».
 
Durante la audiencia general celebrada en la plaza de San Pedro en el Vaticano, hace ya un tiempo, Francisco volvió a denunciar el tráfico de armas al recordar que en estos días se conmemoró en Asia el final de la II Guerra Mundial.
 
El papa pidió que «en el mundo de hoy no se experimenten los horrores y los terribles sufrimientos de tragedias como esta».
 
Aunque subrayó que, por desgracia, las sigue «experimentando» y recordó las «minorías perseguidas, los cristianos perseguidos y la locura de las destrucción».
 
 
«¡Qué no haya más guerras! Este es el grito de nuestros corazones, de los corazones de todos los hombres y mujeres de buena voluntad», agregó.
En el país, un anteproyecto busca el desarme de la sociedad civil, presentado por ante el Congreso Nacional por la Pastoral Juvenil y la Comisión Nacional de los Derechos Humanos. Se busca que la población “entregue su arma de forma voluntaria y que el Estado lo indemnice por el precio del artefacto al momento que lo compró, no por lo que cuesta ahora” y no por gusto las armas se han convertido en tema, no solo nacional, sino mundial.
 
En República Dominicana los criterios oscilan, como siempre que se debate algo; pero, la realidad es que alguna medida debe existir para controlar las manos sobre los gatillos, de quienes poseen pistolas, revólveres, escopetas y hasta fusiles de manera ilegal.
 
El contrabando y la proliferación de armas de fuego en manos de la población civil se ha convertido en un problema que trasciende a dominicanos y dominicanas, cuyas estadísticas oficiales registran unas 209,000 armas de fuego legales, mientras que otras opiniones señalan que existen más de 700,000 ilegales.
 
Si bien al delincuente  no le interesa legalizar un arma, lo importante es que se exijan medidas capaces de controlar el tráfico ilícito y lograr algún día no lejano que  se reduzca esa violencia que constituye uno de los  más grandes problemas de Latinoamérica y de la nación dominicana, sin duda alguna.

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