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Casa Abierta necesita recursos para no cerrar sus puertas

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Rescatar jóvenes que yacían condenados a vivir en las drogas, salvar relaciones de parejas que se creían perdidas, formar adolescentes con autoestimas saludables, estimular el aprendizaje y la sana diversión, son algunos de los servicios que ofrece la institución dominicana, sin fines de lucro, Casa Abierta, la cual subsiste, a pesar del pírrico presupuesto que recibe de Salud Pública.
 
El personal de la entidad está compuesto por 36 profesionales de la carrera de Psicología, Educación y Comunicación Social; 16 en el área técnica y 25 voluntarios, quienes trabajan desde una perspectiva social.
 
El director ejecutivo de Casa Abierta, Juan Radhamés De la Rosa Hidalgo, explica que la subvención que le otorga el Ministerio de Salud es de un millón 300 mil pesos mensuales, unos 16 millones al año; sin embargo, el gasto real de la entidad es de 7 millones al mes; es decir, 163 millones de pesos anual, aproximadamente.
 
“Esta situación ha frenado la cartera de servicios que puede ofrecer la institución, así también ha limitado su desarrollo en nuevas áreas y en la optimalización de los servicios; ya que desde el 2008 no recibimos ningún tipo de aumento en el presupuesto”, aclara De la Rosa Hidalgo.
 
Precisa que Casa Abierta brinda un programa permanente y sistemático que busca generar estilo de vida saludable y enfrentar los riesgos y la presión que implica para los jóvenes, niños, niñas y adolescentes que no tienen oportunidades de empleo, educación, ni sana diversión, encontrar un lugar para formarse.
 
Cuentan con sucursales en San Francisco de Macorís, Santiago, San Cristóbal, Distrito Nacional y Santo Domingo, en las cuales trabajan con asistencia psicológica para quienes padecen problemas por consumo de drogas, pero su fuerte son los niños con dificultades de aprendizaje, conducta, adaptación, así como conflictos de pareja y violencia contra la mujer.
 
Durante los 41 años de creación de esta institución social se han atendidos a más de 300 personas anuales ya que fue la primera entidad que se fundó para trabajar el tema de la prevención, en compañía de la sociedad dominicana y dirigida a la población más vulnerable y empobrecida del país.
 
Nuevo proyecto
Aunque los recursos son limitados, la administración de Casa Abierta ha hecho todo lo posible para instalar una Ludoteca; Casa de la Infancia en el barrio Simón Bolívar, con el fin de que los niños y niñas cuenten con un lugar seguro para jugar y aprender en sus momentos de ocios.
 
En ese sentido, el director ejecutivo, Juan Radhamés De la Rosa Hidalgo, explica que el juego es la actividad más significativa en la niñez. “Mientras juegan se pierden felices en su propio mundo de maravilla, de exploración y aventura. Además jugar les provoca alegría y fomenta el aprendizaje socioemocional y promueve el desarrollo físico y motor”, expuso el también psicólogo.
 
La ludoteca es atendida por varias psicólogas clínicas y está localizada exactamente en la calle Mella, número 8, casi esquina Don Quijote de la Mancha, en un local de 4 niveles, en el Distrito Nacional, con horarios de martes a viernes de 10:00 a 12:00 del mediodía y de 2:00 hasta las 4:00 de la tarde.
 
Con el propósito de que la población aporte para esa noble causa, la dirección elaboró una lista con los precios de los juguetes que pueden ser donados para que los infantes encuentren variedad en su mundo de diversión. Los precios oscilan desde 195 pesos hasta 39 mil 985 pesos.
 
La psicóloga clínica Jennifer Encarnación, quien trabaja en la ludoteca, explica que diario reciben 80 menores en ambos turnos, quienes llegan con niveles de agresividad altos y con problemas de aprendizaje: “Aquí les enseñamos a ser organizado, cumplir horario, compartir, ser higiénico, solidario y a desarrollar su personalidad”.
 
“Ya tenemos el local con tres niveles, donde funciona la ludoteca, el cual fue una colaboración de una entidad española, ahora necesitamos que los dominicanos aporten su granito de arena para que este proyecto cumpla su cometido”, expresó Encarnación.
 
Asimismo, la trabajadora social, Margarita de la Cruz Pinales, quien tiene dos meses como voluntaria de la ludoteca, trabaja con los niños y niñas en reciclajes, con el propósito de que aprendan a reducir el foco de contaminación y a reutilizar los objetos que se consideran inservibles.
 
Esta iniciativa ha sido un oasis para los niños y niñas que viven en uno de los barrios con mayor nivel de delincuencia y pobreza del Distrito Nacional. Esperamos que proyectos como este reciban el apoyo de todos los sectores que están interesados en contribuir un mejor futuro para la niñez dominicana.

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