Los Ángeles.- La primera selección del draft de este año, Karl-Anthony Towns, ya representaba a República Dominicana con 17 años de edad. Viajó con el equipo que entonces dirigía Orlando Antigua a Caracas para jugar el FIBA Américas y participó algunos minutos en un torneo en el que su selección acabó en cuarto puesto.
El ahora jugador de Minnesota Timberwolves ya apuntaba maneras y se sospechaba que tras su paso por la universidad sería uno de los jugadores más destacados de su promoción. Aquellas predicciones tenían fundamento. Aunque siempre trabajó (y trabaja) para ser el mejor, nunca se imaginó que llegaría a ser el número uno del draft.
En los pasillos del Poliedro de Caracas, estadio donde se llevó aquel Premundial, Towns dejó clara una cosa: «el básquetbol es importante, pero los estudios también». Su objetivo, además del deportivo, era licenciarse en Kinesiología, la ciencia que estudia la actividad muscular del cuerpo humano. Prometió que aprendería a hablar español. Lo entiende, su hermana lo habla casi tan bien como su madre, pero él no. Cuando volvimos a coincidir el miércoles tras el partido ante Los Angeles Lakers, Towns se excusa y alega que en la universidad no tuvo tiempo para nada. Sigue queriendo aprenderlo.
Los estudios pasaron a un segundo plano y Towns se concentró en competir, en brillar en Kentucky Wildcats junto a su coach y mentor, John Calipari. Un año más tarde ya estaba en la mejor liga de básquetbol del mundo. Algo más maduro, con la misma simpatía de dos años atrás y con la humildad que ya le caracterizó entonces. Y así, con buen discurso, con palabras llenas de energía, Towns recuerda los momentos que pasó con el que hubiera sido su coach, el recién fallecido, Flip Saunders.
«He pasado mucho tiempo con Flip. Nos sentamos mucho pero no todo lo que me hubiera gustado. Pasé mucho tiempo con su hijo. Siempre hice lo posible por jugar lo mejor posible por él. Me acuerdo de prometerle que alcanzaría el mayor número de victorias para esta franquicia que pudiera. Estoy contento de haber comenzado mi promesa hoy», declaró el pívot después de alcanzar su primer doble-doble en la NBA gracias a sus 14 puntos y 12 rebotes ante los Lakers.
Tan solo cuatro jugadores de 19 años de edad o menos debutaron en la liga con dobles figuras desde la temporada 1985-86 según datos de ‘Basketball Reference’.
Dwight Howard mantiene el récord con 18 años y 331 días en 2004 (12 puntos y 10 rebotes). Luon Deng hizo lo propio la misma temporada con 19 años y 203 días. Towns lo logró con 19 años y 347 días y Lamar Odom fue el cuarto con 19 años y 361 días en 1999 con 30 puntos y 10 rebotes. A pesar de su excelente debut, el dominicano incide en sus objetivos.
«Tengo que ser más agresivo y contribuir al éxito del equipo», agregó.
TOWNS IMPACTA EN LA CULTURA DE T-WOLVES
Su agresividad sobre la duela es una extensión de sus ganas por pasárselo bien. Towns es uno de los jóvenes jugadores que son capaces de dar vida a los Kevin Garnett, Ricky Rubio o el propio coach Mitchell. Junto a Andrew Wiggins, ambos jugadores forman un tándem de historias, música y actitud de adolescentes que contagian al resto. Incluso la franquicia decidió relajar las normas de vestimenta para que se sintieran más cómodos. Es lo que tiene contar con dos números uno del draft y quién sabe si futuros campeones de la NBA.
«Te mantienen joven. Te recuerdan por qué amas este deporte cuando no lo puedes jugar más. Es un placer verles», sostuvo un Sam Mitchell paternal. «Towns ha lidiado bien con la responsabilidad. Es buen jugador, muy trabajador, es un joven brillante. Siempre le digo que intento ver cosas que hace mal, pero me lo pone difícil porque trabaja muy duro y presta mucha atención a los detalles. Quiere ser un buen jugador, no tienes que exigirle mucho. Es un placer entrenarle y que esté al lado mío porque ama el básquetbol y eso es lo más importante», agregó el coach.
El papel que tienen tanto Mitchell como Byron Scott es crucial en la formación de jugadores. Si el entrenador de los T-Wolves tiene en sus filas a dos excelentes jóvenes, el de los Lakers también cuenta con una camada interesante con el segundo elegido en el draft de este año, D´Angelo Russell; el séptimo del año pasado, Julius Randle y un Jordan Clarkson que está evolucionando a marchas forzadas en su segundo año.
La responsabilidad de ambos dirigentes es vital y los dos afirman estar disfrutando el proceso. Las victorias son importantes pero lo que quieren es que en el futuro les recuerden como los coaches que fueron capaces de sacar lo mejor de ellos.
«Hablamos con ellos de ganar, pero lo que les transmitimos es que se tienen que preparar para ganar», señaló Mitchell. «Se tienen que preparar sin importar que no logren muchas victorias, porque llegará el momento en que estos chicos estén compitiendo por un campeonato. Pero se tienen que preparar desde ahora. No se despertarán de repente en dos o tres años más tarde siendo perfectos. Es ahora cuando hay que poner todo el trabajo».
Towns es consciente de ello, confía en sus posibilidades y está determinado a ir a por todas sin complejo alguno. Lo sabía con 16 años de edad, lo sabe con 19 y lo sabrá siempre; lo lleva en los genes.
Karl Towns: antes, ahora y siempre
LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
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