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¿Cuánto dinero se necesita para erradicar la enfermedad infecciosa más mortífera del mundo?

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Es la segunda causa de defunción en el mundo por un agente infeccioso: cada año mata a un millón y medio de personas.
 
La tuberculosis (TB) es la enfermedad infecciosa más letal del planeta y la segunda causa mundial de mortalidad causada por un agente infeccioso, después del sida.
 
La pandemia fue responsable en 2014 de 1,5 millones de muertes, aunque la tasa de mortalidad por tuberculosis se redujo casi a la mitad en 25 años.
 
De acuerdo con el «Informe Mundial sobre Tuberculosis» de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la lucha contra la enfermedad «está dando buenos resultados».
 
Pero no son suficientes. Muchos pacientes podrían haberse salvado.
 
La mayoría de los casos de TB pueden tratarse con antibióticos y la OMS declaró que la tasa de mortalidad es «inaceptable».
 
Según el «Plan Global para Detener la Tuberculosis», de la Alianza Alto a la Tuberculosis (Stop TB Partnership) —creada por la Asamblea Mundial de la Salud en el año 2000— se necesitará una inversión de US$56.000 millones en el período 2016-2020.
 
Expertos alertan sobre el costo de la tuberculosis en Europa
 
US$56.000 millones podrían salvar más de 10 millones de vidas.
 
El objetivo: administrar el tratamiento a 29 millones de personas, salvar más de 10 millones de vidas y prevenir que más de 45 millones de personas enfermen de turberculosis.
 
De acuerdo con los expertos, si no se toman estas medidas no podrán llevarse a cabo los objetivos que la OMS había establecido para poder erradicar la enfermedad hacia el año 2030.
 
La mayoría de los nuevos casos se dan en China, India, Indonesia, Nigeria y Pakistán, explicó el organismo.
 
Sin embargo, se necesita mucho más que un esfuerzo en materia económica.
 
«Para reducir la carga mundial de tuberculosis es necesario corregir las deficiencias en materia de detección y tratamiento, cubrir los déficits de financiación y desarrollar nuevos productos diagnósticos, fármacos y vacunas», advierte la OMS.
 
«Vergüenza mundial»
 
Es una vergüenza mundial y una tragedia humana que la TB —una enfermedad curable— mate a cerca de 1,5 millones de personas al año y nadie hable de acabar con ella».
 
Lucia Ditiu, directora ejecutiva de la Alianaza Alto a la Tuberculosis
 
Thinkstock
 
La Alianza Alto a la Tuberculosis espera, con las nuevas medidas, poder diagnosticar el 90% de los casos, así como garantizar que el 90% de quienes ya fueron diagnosticados completen su tratamiento exitosamente.
 
«La tuberculosis siempre ha sido la enfermedad de la pobreza y una prueba de fuego para nuestro compromiso con la igualdad social y la salud para todos», explicó el doctor Aaron Motsoaledi, presidente de la junta de coordinación de la asociación.
 
«Desgraciadamente, su longevidad ha creado un sentido de aceptación y de complacencia que no va a desaparecer».
 
El riesgo de la tuberculosis resistente en el mundo
 
Según Motsoaledi, el nuevo Plan pretende «romper con este status quo».
 
Y en palabras de la directora ejecutiva de dicha organización, la doctora Lucia Ditiu, «es una vergüenza mundial y una tragedia humana que la TB —una enfermedad curable— mate a cerca de 1,5 millones de personas al año y nadie hable de acabar con ella».
 
Se calcula que una tercera parte de la población mundial tiene tuberculosis latente; es decir, están infectadas, pero aún no han enfermado ni pueden transmitir la infección, según el informe la OMS.
 
¿Qué sabemos sobre la tuberculosis?
 
La tasa de mortalidad de pacientes con tuberculosis se ha reducido un 45% en los últimos 25 años. Foto: pacientes en tratamiento en 1933.
 
Los síntomas incluyen tos, pérdida de peso y cansancio
 
2.000 millones de personas en el mundo tienen TB latente (cerca de una tercera parte)
 
Más del 95% de las muertes por tuberculosis ocurrieron en países de ingresos bajos y medianos, según la OMS
 
Muchos diagnosticados sólo desarrollan la enfermedad si su sistema inmunológico está débil
 
Los pacientes deben tomar antibióticos a diario durante seis meses
 
A aquellos cuyas cepas del virus sean resistentes a los medicamentos, se les prescribe un promedio de 19 píldoras al día (14.000 en total)
 
Los efectos secundarios de estos medicamentos incluyen daños en el sistema nervioso, en los riñones y el hígado, y pérdida de visión y audición
 
La tasa de mortalidad por tuberculosis disminuyó un 45% entre 1990 y 2013
 
Barrios marginales
 
La mayoría de los nuevos casos de tuberculosis se dan en China, India, Indonesia, Nigeria y Pakistán, según la OMS.
 
La Organización Panamericana de la Salud (OPS) advirtió este año que «es necesario que los países de América Latina y el Caribe redoblen sus esfuerzos para detectar, tratar y curar a las personas con tuberculosis».
 
Unas 285.200 personas enfermaron de tuberculosis y 17.000 murieron por su causa en América Latina durante 2013.
 
Según la OPS, la carga de la tuberculosis en América Latina «varía según el país y se concentra, en su mayoría en las poblaciones más vulnerables que viven en las grandes ciudades»
 
«En general, en barrios marginales donde las condiciones de vida conllevan al hacinamiento, al acceso limitado a los servicios de agua potable y saneamiento, y a las dificultades para acceder a los servicios de salud», agrega la institución en su último informe.
 
Las personas infectadas con el bacilo tuberculoso tienen un riesgo a lo largo de la vida de enfermar de tuberculosis de un 10%.
 
Sin embargo, este riesgo es mucho mayor para las personas cuyo sistema inmunitario está dañado, como ocurre en casos de infección por el VIH, desnutrición, diabetes o en quienes consumen tabaco.
 
En los niños es una enfermedad particularmente difícil diagnosticar.
 
«Una enfermedad degenerativa»
 
Amy McConville, de 31 años, vive en Londres y fue diagnosticada con TB en 2005. «Los médicos no parecían encontrar un diagnóstico y me asustaba no poder recuperarme nunca».
 
Todavía se está recuperando de los efectos de la enfermedad, que hicieron que su pulmón izquierdo colapsara.
 
«A medida que mi tos empeoraba, mi apetito se desvanecía», le contó McConville a la BBC.
 
«Después de casi nueve meses, tuve una cita en una clínica y, por entonces, tan sólo pesaba 35 kilos. La tos se había convertido en un horrible dolor en el pulmón izquierdo», relató la joven.
 
«Estuve en cama durante semanas. Los médicos no parecían encontrar un diagnóstico y me asustaba no poder recuperarme nunca».
 
McConville sentía que su cuerpo «se estaba rindiendo».
 
Se sentía débil, no podía comer: «incluso mi comida favorita me producía náuseas», explica.
 
«La tuberculosis es una enfermedad degenerativa; te consume desde dentro», agrega.

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