Los últimos escándalos que ha protagonizado el sistema judicial de la República Dominicana mantiene a la población estupefacta y con la agudeza de poder atar todos los cabos sueltos que antes no encajaban y que ahora justifican los fallos favorables a corruptos, sicarios, narcotraficantes y delincuentes, emitidos por las cortes del país.
Aunque todo inició con la declaración del procurador general de la República, Francisco Domínguez Brito, de que existe una estructura mafiosa de jueces y empleados del Poder Judicial, que se dedicaba a soltar narcos, lavadores de activos y dictar fallos complacientes por favores económicos, lo cierto es que la cosa pica y se extiende.
Con la denuncia de Santa Moreno, jueza de la Corte Penal de San Cristóbal, de que recibía presión del exjuez y exconsejero del Consejo del Poder Judicial, Francisco Arias Valera, para que otorgara la libertad a un condenado por narcotráfico, a lo que ella se negó, queda demostrado que el cáncer que pudre a la justicia empieza desde arriba y se extiende por todos los órganos del sistema.
Ante todo esto, muchos se preguntan ¿cuántas personas inocentes están en las cárceles pagando condenas injustas, mientras los culpables, los verdaderos culpables, se pasean libremente por las calles, burlándose del pueblo y de la pantalla de justicia con que cuenta el dominicano?
Es numerosa la cantidad de criollos que siente vergüenza ajena y vergüenza nacional de tener su origen o vivir en un país donde la justicia languidece y la corrupción se apoderó de todos los estamentos del Estado y de sus servidores públicos.
Justicia agoniza
LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
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