Al 2013 lo llamaron muchos “el año de Danilo Medina”. Los grandes desafíos económicos, políticos y sociales pusieron a prueba su liderazgo, y pese a los graves problemas económicos heredados de su compañero de partido y expresidente Leonel Fernández, logró mantener una estabilidad, aunque se habló de un 2014, donde las consecuencias sociales del paquete tributario habrían de verse en mayor estatura.
Ahora despedimos 2015 y los vientos soplan muy diferentes. El gobierno galopó con niveles de corrupción e impunidad creciente y la delincuencia en las calles hizo de las suyas. El presidente Medina continuó sus visitas dominicales, y aquel llamado a productores y pueblo en general a “tener paciencia”, porque “nosotros desde el Estado estamos haciendo magia para resolver las necesidades. Ustedes no saben lo que significa construir veinte mil aulas, o 30 mil, como nos proponemos en tres años, cuando en toda la historia de la República Dominicana se han construido 33 mil”, aseguró entonces.
Pero, aun cuando el Presidente se “agarró” fuerte de lo que ha sido su principal peldaño en la escalera que le ha ganado más la aceptación popular: la educación, los otros renglones y la propia enseñanza necesitan de miradas más rigurosas y que la voz del mandatario se escuche más, aunque él proclame que precisa de acciones y no de palabras.
Este año concluye con desesperanzas y divisiones partidistas. Es cierto que el gobierno le confirió partidarios a Danilo Medina en un principio, el 2016 casi se abre paso y habrá que ver qué otras salidas halla ante los convulsos días que vive el país, sin olvidar que apenas restan unos meses para las elecciones, hacia las cuales ya figuran rostros que están pujando fuerte, muy fuerte.
¿Qué otras salidas?
LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
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