Norma del EI dicta quiénes pueden tener sexo con esclavas

Los teólogos del Estado Islámico emitieron una detallada norma para especificar los casos en que los miembros del grupo insurgente pueden tener relaciones sexuales con mujeres esclavas que consideran «de su propiedad», en un aparente intento por frenar lo que describen como violaciones de prisioneras.
 
La norma o fetua tiene rango de ley y parece ir más allá de las anteriores afirmaciones del grupo sobre este asunto, dijo un experto sobre el Estado Islámico. La fetua arroja nueva luz sobre la forma en que el movimiento trata de reinterpretar doctrinas de hace siglos para justificar la esclavitud sexual de mujeres en las vastas zonas de Siria e Irak que controla.
 
La norma se encuentra entre un amplio abanico de documentos obtenidos por las Fuerzas Especiales de Estados Unidos durante una operación contra un comandante de alto rango del Estado Islámico (EI) en Siria en mayo. Reuters tuvo acceso a algunos de los documentos, que no habían sido publicados antes.
 
Entre las normas religiosas hay prohibiciones a padres e hijos de tener sexo con la misma esclava y a que el propietario de una mujer y una hija tenga sexo con ambas. Los copropietarios de una mujer cautiva no pueden tener relaciones con ella porque es vista como «parte de una propiedad conjunta».
 
Naciones Unidas y grupos de derechos humanos han acusado al Estado Islámico de secuestrar y violar sistemáticamente a miles de mujeres y niñas de hasta 12 años, especialmente a miembros de la minoría de los yazidíes en el norte de Irak. Muchas han sido entregadas a los combatientes como recompensa o vendidas como esclavas sexuales.
 
Lejos tratar de esconder esta práctica, el Estado Islámico se ha vanagloriado de ello y creó un departamento de «botines de guerra» para gestionar la esclavitud. Reuters informó sobre la existencia de ese departamento el lunes.
 
En un informe de abril, la ONG Human Rights Watch entrevistó a 20 mujeres que escaparon para contar cómo los combatientes del Estado Islámico separaban a mujeres jóvenes y niñas de los hombres y las mujeres más mayores. Las trasladaban «de modo organizado y metódico a varios lugares de Irak y Siria». Luego eran vendidas o entregadas como regalos y eran violadas repetidas veces o presa de la violencia sexual.

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