Los Ángeles.- La noche de Stephen Curry en la victoria de Golden State Warriors ante Los Angeles Lakers (109-88) finalizó antes de tiempo. El armador se tuvo que marchar al vestuario cuando el tercer cuarto llegaba a su final por culpa de otro golpe fortuito en la espinilla de la pierna izquierda. Esta vez, una penetración a canasta culminada con éxito provocó un pequeño choque con Roy Hibbert. A partir de ahí el armador cojeó con evidentes signos de incomodidad y acabó sucumbiendo a una situación ya conocida.
«Es un imán, pero estaré bien», afirmó al finalizar el encuentro y tras pasar por la sala de recuperación.
La historia se repite. El sábado pasado también se vio obligado a retirarse antes de tiempo en la victoria en tiempo extra contra Denver Nuggets después de pasar dos partidos en el dique seco por culpa de una contusión ante Sacramento Kings el pasado 28 de diciembre.
El actual Jugador Más Valioso de la NBA ha recibido instrucciones del cuerpo médico: para que el golpe en la espinilla desaparezca y pueda participar al cien por cien es necesario que esté cuatro semanas en reposo. Se podrán imaginar la respuesta de un jugador que no admite siquiera estar sentado en el banquillo con dos faltas acumuladas en los primeros compases de un primer cuarto.
«No voy a sentarme cuatro semanas así que tengo que encontrar la manera de protegerla (la espinilla) y seguir jugando. Seguiré tratándome, jugando y espero que mejore con el tiempo», agregó. «Es frustrante, molesto y cualquier otro adjetivo que quieras poner. No debo preocuparme por el largo plazo, es simplemente jugar con una lesión. Está ahí, no empeora si sigo jugando a no ser que me dé un golpe y eso ya ha pasado tres veces desde entonces. Espero que no siga pasando. Cuando estoy en la duela no me preocupo, ése es el objetivo».
Curry formó parte de la trigésimo tercera victoria de los Warriors tras aportar 17 puntos (4-de-8 en triples) y seis asistencias en 26 minutos de juego. Se retiró a falta de casi tres minutos para el final del tercer periodo y su equipo acumulaba entonces una ventaja de 29 puntos ante unos Lakers contra las cuerdas ante los vigentes campeones de la NBA. De nuevo, el armador no le puso las cosas fáciles al coach interino, Luke Walton, quien tuvo que insistir en sacarle de la duela.
«Quería permanecer en el partido y los entrenadores le dijimos que sí podía, así que le dejamos intentarlo un rato. Le sacamos cuando debimos y afortunadamente no perdimos la ventaja. Yo no le iba a poner de nuevo de primeras, pero él insistió demasiado. Le pregunté a los entrenadores y me dijeron que estaba bien, así que le dejé salir de nuevo», confesó.
Los Warriors continúan inmersos en una racha histórica (33-2). En esta ocasión, Klay Thompson (36 puntos y 6-de-12 en triples) fue el máximo productor de los suyos en un estadio que se le da muy bien. 22 de sus puntos llegaron en el primer periodo. Su motivación gana enteros cuando juega en Los Ángeles, ciudad que le vio nacer. Tener a familiares y amigos en la grada suponen un plus para el escolta.
«Siempre es divertido venir aquí y jugar frente a amigos y familiares. Es el equipo que vi mientras crecía, así que es una gran victoria», apuntó al tiempo en que echó de menos la presencia de un Kobe Bryant ausente por tercer juego consecutivo por molestias en el hombro derecho. «Voy a echar de menos competir contra él porque es uno de los mejores competidores, no sólo en el básquetbol, sino en los deportes. Es una gran diferencia cuando no está ahí», sostuvo.
Los Warriors permanecerán en un resort en primera línea de playa en el sur de California antes de viajar el jueves a Portland para medirse a los Trail Blazers. La decisión tiene como objetivo darles un día de descanso a unos jugadores cargados de viajes. No es para menos después de que el martes firmaran el mejor comienzo en 35 partidos de la historia.
Curry: «no estaré sentado cuatro semanas»
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