El procurador general de la República, Francisco Domínguez Brito dijo que se ha experimentado un aumento de un 3% de robos y atracos, y las denuncias en tal sentido se comportan de igual manera; quizás “más”, pues son muchos los comentarios que se escuchan en centros de trabajo, hogares y sitios múltiples del país, donde la ciudadanía reflexiona en voz alta lo difícil que significa salir sin temor a ser objeto de asaltos y que peligre la vida.
Y no son solo las organizaciones sociales las que denuncian la violencia que se vive en estos días en las calles dominicanas; da igual si son barrios residenciales o sitios de los llamados marginales. La inseguridad es implacable y afecta hasta la respiración cotidiana. A ello se añade el criterio de que los métodos utilizados por las autoridades para disminuir el alto nivel de delincuencia, no son eficientes, al menos no lo han sido hasta ahora.
Las noticias hablan a veces de lo inconcebible que significa considerar que un adulto viole a un menor; o que una anciana haya sido violada y posteriormente muera producto de los golpes y más. El caso es que la violencia se abre paso, e implica sin dilación que se asuman medidas capaces de enfrentar y combatir este flagelo que tanto luto y dolor deja a su paso.
Existen estrategias, con programas de previsión social que pueden hacer retroceder el mal; sin olvidar el papel que ha jugado el tráfico ilícito de drogas, sucio negocio teñido de sangre, que cada día crece, pese a los esfuerzos de las autoridades.
El procurador refiere que la tasa de homicidio ha bajado en el país, colocándose en un 6% por debajo del último año, y que Santo Domingo es la décima capital de América Latina con la menor tasa de asesinatos, ocurridos en un 77% en vías públicas.
En verdad, no podemos estar satisfechos, aún los resultados no convencen.
Resultados no convencen
LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
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