Juan Pablo Duarte, uno de los Padres de la Patria dominicana, nació el 26 de enero de 1813, y falleció el 15 de julio de 1876, a los 63 años de edad, en Venezuela, y resaltar sus méritos resulta imprescindible en nuestros días.
Porque “Honrar honra”, el insigne patriota merece ser recordado y que cada quien reflexione sobre su obra y pensamiento, que en muchos momentos reflejó impotencia y desesperación afín y aplicable a nuestros días: “Nunca me fue tan necesario como hoy el tener salud, corazón y juicio; hoy que hombres sin juicio y sin corazón conspiran contra la salud de la patria”, expresó el creador de la Trinitaria.
En otro momento aseguró Duarte: “Dios ha de concederme bastante fortaleza para no descender a la tumba sin dejar mi Patria libre, independiente y triunfante”, y de inmediato agregó: “El amor de la patria nos hizo contraer compromisos sagrados para con la generación venidera; necesario es cumplirlos, o renunciar a la idea de aparecer ante el tribunal de la Historia con el honor de hombres libres, fieles y perseverantes”.
De Juan Pablo Duarte aprendimos también que: “El crimen no prescribe ni queda jamás impune”. Que debemos trabajar “por y para la Patria, que es trabajar por nuestros hijos y para nosotros mismos”.
Duartianos son los enunciados que determinan: “Trabajemos, trabajemos sin descansar, no hay que perder la fe en Dios, en la justicia de nuestra causa y en nuestros propios brazos.”
Los tiempos marcan el rescate indispensable de las ideas del patricio que junto a Sánchez y Mella, bajo la noble efigie de Luperón y el ejemplo de tantos héroes y heroínas de esta noble nación, proyectó sus mensajes como centellas: “Los enemigos de la Patria, por consiguiente nuestros, están muy acordes en estas ideas: destruir la Nacionalidad aunque para ello sea preciso aniquilar a la nación entera”.
Duarte hoy
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