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Sin entender

LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
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Las expectativas de la Serie del Caribe y República Dominicana devenida “capital besibolera” han ocupado y ocupan especiales sitios en la prensa nacional e internacional. Los fanáticos viven tiempos de emoción, con la mirada puesta en el gran dominicano, David “Papi” Ortiz; el venezolano Miguel Cabrera; los cubanos Alfredo Despaigne y Yosvani Alarcón, entre otros que ocupan sitios cimeros en este juego de pasiones.  Pero, lo que no cabe en la cabeza de nadie es que a estas alturas, cuando los gobiernos de Estados Unidos y Cuba han iniciado conversaciones y  relaciones diplomáticas; tras haber visitado La Habana una delegación oficial de las Grandes Ligas y en momentos en los cuales el pueblo dominicano abre ansioso sus brazos, siempre hospitalarios a la delegación cubana, arbitrariamente se les haya negado entrenar en el campo de la organización Diamonbacks de Arizona, de Boca Chica.
Más que justificado el  desacuerdo expresado por los isleños ante tales irregularidades. Y se impone la pregunta de  ¿quiénes y por qué procrean estas hostilidades, que solo interrumpen el fluir de un encuentro donde todos y todas esperan lo que enseñaron los grandes: que gane el mejor, y sin discriminación alguna que recuerde tiempos de antaño de seres cavernícolas y sin refinamiento humano?
No hay justificación alguna para acciones que dejen a Cuba a la zaga en estos órdenes. Sería factible y necesario que los técnicos del Arizona aclararan eso de “visualizar con más detenimiento que sus homólogos a los talentos de la isla y posibles riesgos en caso de lesiones de estos en sus escenarios”.
Nada justifica actuaciones de esta índole consideradas por la representación cubana como “inaceptables, generadoras de un trato excluyente, ajeno al sentido del certamen”. Cubanos, dominicanos, boricuas, venezolanos, norteamericanos y la totalidad de las naciones de este universo tiene el derecho humano de sentirse respetados e impedidos de aceptar “Violaciones que atenten contra la integridad de sus miembros y los preceptos de la competitividad sana, requerida de condiciones iguales para todos”.
 

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