El último presidente de Estados Unidos que viajó a Cuba, Calvin Coolidge, llegó a la isla a bordo de un buque de guerra.
El próximo 21 de marzo, 88 años después, lo emulará Barack Obama, que aterrizará con el moderno Air Force One en el vetusto aeropuerto de La Habanacon la mano tendida hacia el antiguo enemigo.
Poco más de un año después del anuncio del deshielo de las relaciones de los dos rivales ideológicos, habrá un nuevo momento histórico. Obama se reunirá por tercera vez desde el 17 de diciembre de 2014 con su homólogo cubano, Raúl Castro. La novedad ahora es que será en La Habana.
La simbólica visita a poco menos de un año de abandonar la Casa Blanca cimentará el legado de Obama que, como muchos otros presidentes antes de dejar el cargo, busca triunfos en política exterior.
«No hay ninguna duda de eso», asegura a BBC Mundo el cubano Arturo López Levy, profesor de Política en la Universidad de Texas Río Grande Valley, en Estados Unidos
Junto al acuerdo nuclear con Irán, otro enemigo tradicional, el acercamiento a Cuba tras 54 años de distanciamiento es quizás el mayor logro de Obama.
Pero para ello, el deshielo tendrá que consolidarse, ya que la llegada en 2017 de un presidente contrario a ello podría amenazarlo. El miércoles, los candidatos republicanos Ted Cruz y Marco Rubio, ambos de origen cubano, ya se mostraron muy críticos con el viaje.
«Más que de su legado, se trata de conseguir cosas», afirma a BBC Mundo Frank Mora, ex miembro del gobierno Obama y ahora profesor de la Universidad Internacional de Florida.
Acelerar el proceso
La cuenta regresiva para la salida de la Casa Blanca ya comenzó y hay mucho en juego.
«Hay una falta de prioridad del tema cubano en la burocracia y ya va quedando menos de un año para el cambio de gobierno. Un viaje presidencial eleva el perfil al tema cubano», dice López Levy, que anticipa cambios en los próximos meses.
Obama ya flexibilizó el embargo económico y comercial que pesa sobre la isla, que sólo puede ser levantado por el Congreso en Washington y que supone el mayor obstáculo para el acercamiento.
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A Obama lo acompañarán legisladores de los dos partidos, lo que quizás suponga un paso adelante para el fin del embargo, aunque López Levy no cree que eso vaya a ocurrir antes de que Obama complete su mandato.
El presidente busca, por lo tanto, acelerar el proceso.
