La escuela continúa cerrada en Nahara. La mayor parte de las 6.000 personas residentes en Iiate, la población más expuesta a la radiación, lucha todavía por una indemnización que les permita establecerse en otro lugar de Japón. Japón continúa sufriendo las consecuencias de Fukushima cinco años después de la catástrofe.
La lluvia empapó de radiactividad la tierra y llevó la tragedia de Fukushima mucho más allá de la zona de evacuación de 20 kilómetros, con lo que el número de afectados se incrementó de manera notable. Japón, uno de los países más avanzados en tecnología del mundo, ha perdido la confianza de sus habitantes a pesar del proceso de descontaminación que ha implementado el Gobierno.
Nueve millones de bolsas, de un metro cúbico cada una, se distribuyen por 114.000 lugares con tierra contaminada en su interior. La radiactividad no muere, simplemente se traslada en bolsas que tienen una vida de tres años. Algunos niños juegan cerca con las bolsas y los tifones las arrastran a otros lugares, lo que extiende la contaminación sin control.
Los ‘liquidadores’ sufren las peores consecuencias
Más de 8.000 ‘liquidadores’ llenan las bolsas de la superficie de la tierra que es la que convierte en fértil muchos terrenos, por lo que habrá que esperar cinco o seis años hasta que se pueda cultivar de nuevo la zona de cultivo ‘descontaminada’. Se estima que ya ha muerto en esta tarea cerca de un millón.
Raquel Montón, responsable de la Campaña de Energía Nuclear de Greenpeace asegura que muchas zonas permanecen desiertas y sólo algunas personas se acercan de vez en cuando a mantenerlas y comprobar que siguen allí.
Tras el accidente de Fukushima, se fijó en Japón un nuevo valor de 20 milisieverts (medida de radiactividad), que supera 20 veces la radiación máxima que se permite a las personas normalmente, 1mSv al año.
La exposición normal en Japón es de 0,07 microsieverts por hora y el Gobierno nipón estableció 0,23 microsiverts por hora, sin embargo en las cunetas y las casas consideradas ya limpias por las autoridades se encuentran niveles de radiación que multiplican dos, tres, cuatro y diez veces el límite establecido.
55.000 evacuados tendrán que regresar a sus casas en 2017
El Gobierno japonés pretende que en 2017 la mayoría de las 55.000 personas evacuadas regresen a sus hogares, los cuales permanecen contaminados, y que en 2018 dejen de percibir apoyo económico.
El 22 de abril de 2011, el Gobierno japonés anunció nuevas órdenes de evacuación en la llamada Zona de Evacuación Deliberada, situada al noroeste del la central nuclear con altísimos niveles de radiación.
Además, el Gobierno ya no considera evacuados nucleares a los llamados ‘autoevacuados’, quienes no figuran en las estadísticas oficiales ni cuentan con el apoyo de las autoridades.
Un formulario de 60 páginas y un manual de instrucciones de 156 páginas constituían la solicitud de indemnización de Tepco, la empresa responsable de la central nuclear de Fukushima. Toda una hazaña para recibir a cambio una cantidad de dinero irrisoria como los 5.400 euros que recibió Masumi Kowata a cambio de su casa de 180 años situada en Okuma, a tan sól cinco kilómetros de la prefectura de Fukushima.
Gas, carbón y renovables han alimentado Japón desde Fukushima
Durante estos cinco años en los que las centrales nucleares han permanecido sin actividad alguna, Japón ha subsistido gracias al gas y al carbón, las medidas de eficiencia y las energías renovables.
Según Raquel Montón la energía solar ha producido más energía que los dos reactores nucleares de Shen Kai.
Los números de Fukushima
Más de 19.000 personas murieron como consecuencia del desastre ocurrido el 11 de marzo de 2011, mientras que más de 470.000 se vieron obligadas a abandonar sus hogares. Actualmente, según la Federación Internacional de la Cruz Roja (FICR), unas 170.000 siguen viviendo en alojamientos temporales o alquilados o se han trasladado para empezar una nueva vida en otros puntos del país.
«Mientras muchos jóvenes se han seguido adelante en busca de nuevas oportunidades, muchas personas ancianas han quedado atrás en alojamientos temporales», ha explicado el presidente de la Cruz Roja Japonesa y de la FICR, Tadateru Konoé.
«A medida que estos lugares de alojamiento temporal se vacían, los que quedan son más vulnerables y están más solos, mientras sus comunidades se rompen», ha añadido, subrayando que por ello «los voluntarios de la Cruz Roja siguen desempeñando un importante papel en respaldar a esta frágil población».
Dada la magnitud sin precedentes de la tragedia, la reconstrucción de las zonas devastadas llevará años. En el caso de la zona afectada por la contaminación ocasionada por central nuclear de Fukushima, más de 100.000 familias han visto imposibilitado su regreso, si bien en los últimos tiempos algunas han conseguido visitar sus hogares de forma temporal.
Así fue el accidente que conmocionó al mundo
Un fatídico 11 de marzo de 2011 en el que el terremoto más fuerte de la historia de Japón y de los mayores del mundo, con una magnitud de nueve grados en la escala de Ritcher desembocó en un tsunami con olas de hasta 30 metros que ahogaron la central nuclear de Fukushima.
Un día después estalló el reactor 1 de la central, desatando el pánico de toda la sociedad, ante una inminente crisis nuclear que volvía sólidos los ecos de Chernóbil, ocurrida 25 años atrás, el 26 de abril de 1986. Pero lo peor aún estaba por llegar.
Dos días más tarde explotó el reactor 3, mucho más tóxico que el 1 porque contenía plutonio, y elevó los escombros a 1.000 metros, lo que multiplicó las posibilidades de que el aire extendiera las nanopartículas radiactivas.
El viento al principio llevaba la contaminación al mar pero cambian los vientos y llega a la isla central de Tokyo y el agua de la capital.
La central nuclear de Fukushima Daiichi, construida en la década de 1960, es una de las más antiguas del país. Sin embargo, estaba dotada de sistemas automáticos de seguridad que entraron en acción para apagar los reactores al momento de activarse las alarmas. Sin embargo, el calor residual permitió que los núcleos prosiguieran su proceso de fusión y los ingenieros eran incapaces de enfriar el núcleo del reactor.
El 20% de las centrales están en regiones sísmicas
El 20% de las centrales nucleares del mundo, incluidos los 55 reactores japoneses están en regiones sísmicas. Este hecho provoca que muchos sean partidariosde no construir más centrales nucleares y hacer uso de energías alternativas.
Por otro lado, ingenieros y expertos del sector energético afirman que la limpieza y el bajo coste de la energía nuclear la convierten en la más efectiva y se escudan en el bajo número de catástrofes nucleares que han ocurrido en la historia de la humanidad.
Fukushima: 19.000 muertos y 470.000 desplazados
LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
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