La variedad, calidad, los alimentos específicos y funcionales así como la oportunidad de probar la gastronomía local, es cada vez más importante en la oferta de los grandes turoperadores. Los hoteles, y también los destinos, pueden convertir este aspecto en un elemento diferenciador que contribuya a su rentabilidad.
“La gastronomía es una componente clave de las vacaciones”, indica el experto Antonio Garzón Beckmann, quien explica cómo cada vez es mayor el uso de la comida como atractivo primario y secundario de la promoción o el producto turístico. En la de edición de 2015 de la ITB el turoperador TUI clasificó a la gastronomía como el elemento principal de la satisfacción hotelera del cliente. El estudio, basado en encuestas a sus clientes, reflejó que la gastronomía obtenía el mayor grado de importancia en la satisfacción, con un 19%, seguido por el servicio y la habitación (ambos con un 18%).
En la temporada 2016 la oferta «Dine-Around» que hace FTI actualmente en Malta (permite elegir a los clientes de media pensión un restaurante entre una oferta de 70 locales de la zona) “muestra claramente la importancia que tiene la gastronomía en el diseño de productos de turoperación”. Y ya hace varios años que en los hoteles de la Riviera Turca la variedad gastronómica forma una parte esencial de su concepto «ultra all inclusive».
“Es más, se podría decir que en tiempos donde otros factores como la habitación pasan a ser elementos que se dan más bien por supuesto, la gastronomía se convierte en un elemento diferenciador con potencial para crear experiencias vacacionales únicas. Y justamente eso lo han detectado los turoperadores, que conocen perfectamente los comportamientos de su demanda; de ahí el énfasis que le están dando en sus productos diseñados a la medida del cliente”, afirma Garzón.
La inclusión de la gastronomía en la oferta de los turoperadores es perfectamente compatible con el modelo turístico actual de los mayoristas. Es más, “si nos fijamos en las diversas marcas de hoteles concepto de turoperación que han surgido desde que en 2011 TUI iniciara la confección de hoteles dirigidos a segmentos muy determinados (Sensimar, Sentido, etc.), en todos ellos la gastronomía juega un papel clave”.
Explica que los menús y alimentos específicos han superado la fase de ser una novedad y un valor añadido, a convertirse en una exigencia cuya no presencia crea insatisfacción. “Hoy en día ya se supone que un hotel debe poder ofrecer, por ejemplo, alimentos sin gluten con toda la seguridad que ello requiere. La diferenciación hotelera ya no está en la posibilidad de atender a celíacos, sino más bien en la variedad y calidad de productos que se pueden ofrecer y la capacidad de poder elaborarlos con poco aviso previo. En este sentido, podrá llamar la atención del turoperador el hotelero que, por ejemplo, disponga de una amplia carta de productos sin gluten (pocos hoteles la tienen de forma impresa)”.
Para Garzón, la clave para que los destinos y empresas españolas puedan atraer a más destinos a través de su gastronomía radica en tres aspectos: potenciación de la gastronomía local –incluyendo la posibilidad de aprender a cocinar los platos del destino para reproducirlos en sus hogares-, formación profesional para garantizar la calidad gastronómica, y el cuidado de la nutrición –donde existe mucho margen para la innovación, rentabilizando el hecho de que la dieta mediterránea está considerada entre las más saludables a nivel mundial-.
Demanda de los principales emisores
La atracción por la gastronomía española es cada vez más importante respecto a los dos grandes mercados emisores internacionales, británico y alemán. El 74% de los turistas de Reino Unido que visita España asegura que lo hace atraído específicamente por la comida y el vino, según el estudio Holidays to Spain-UK de Mintel, difundido por la Federación de Industrias de Alimentación y Bebidas (FIAB).
Según explica FIAB, la demanda de productos españoles por parte de los turistas británicos ha hecho que firmas como Tesco o Marks&Spencer hayan creado su propia línea de tapas españolas. La federación indica que España es el segundo país del que más alimentos y bebidas importa Reino Unido, sólo por detrás de Países Bajos. El tópico de que los británicos se resistían a probar productos extranjeros se ha superado y ya el 54% de la población afirma estar interesada en comprar productos auténticos sin importar su procedencia, afirma el informe de Mintel.
En el mercado alemán también se observa esta tendencia. Según explica el director de la OET de Berlín, Manuel Buttler, lo más atractivo para este emisor en los destinos españoles siguen siendo la oferta de sol y playa, pero hay una evolución de la demanda cada vez mayor para los viajes urbanos, en los que la gastronomía es un componente muy importante, aunque también atrae la alejada de las grandes ciudades. “España es un referente gastronómico mundialmente. La gastronomía del País Vasco o Cataluña tiene un valor añadido altísimo con restaurantes de alto nivel, y algunos de no tanto nivel. Es por el glamour que tienen la gastronomía española tanto de País Vasco, como Cataluña o Madrid, y el resto de nuestra nación, es algo que va buscando el cliente alemán”.
En el caso de la oferta hotelera, cabe señalar la especialización desarrollada en los últimos años por algunos establecimientos para determinado tipo de cliente. Un reciente estudio realizado por Amex, Hilton y Skift revela que el giro hacia una vida más saludable del cliente de negocios está empujando a los hoteles a replantearse sus instalaciones dedicadas a su bienestar para ayudar a los clientes corporativos a mantener sus rutinas de sueño y puesta en forma mientras viajan. Los ejecutivos son cada vez más exigentes en este sentido, y los establecimientos se encuentran con necesidades dietéticas especiales, más allá de la comida sin gluten o vegetariana, algunos de ellos ofrecen ya kioscos de comida para llevar con alimentos saludables como ensaladas, zumos y batidos.
Otra exigencia, y a la vez oportunidad, es la de la comida ecológica, compuesta por productos de cercanía, con lo que se contribuye a la economía rural. Un claro ejemplo es el proyecto que desarrolla Garden Hotels, en colaboración con la Asociación de Producción Agraria Ecológica de Mallorca (APAEMA) y con el apoyo de la Consejería de Medio Ambiente de Baleares. La cadena hace ya un par de años que ofrece fruta y verdura de “kilómetro cero” en sus buffets y en el último año ha incorporado además el cordero ecológico, que nace y crece en fincas totalmente ecológicas de Mallorca, se alimenta principalmente de leche materna y de los pastos de la finca. No obstante, la extensión de este tipo de proyectos choca a menudo con dificultades logísticas y es necesario crear una infraestructura adecuada para la distribución.
Este reportaje forma parte del tema de portada del número de abril de Hosteltur y también está disponible en el pdf adjunto.
Turismo: La gastronomía está en el punto de mira de los turoperadores
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