La Diplomacia, ¨dile al pueblo lo que madre Tierra hacía¨, es el arte de preservar la vida en todas sus formas, el resto es ciencia para sustentar el arte.
Ese singular arte de armar la paz y el bienestar por la vida, inicia en cada individuo, luego la relación de este con su núcleofamiliar y comunidad, de ahí a la comunidad le corresponde lo propio con las demás comunidades del país y finalmente el Estado juega el papel estelar con sus relaciones armoniosas y propositivas dentro de la comunidad internacional.
Como Pueblo, la República Dominicana se encuentra ante un gran desafío por temas sensibles como: seguridad ciudadana, educación, migración desproporcionada, transculturización.
Se necesita un liderazgo gestador y multiplicador de la buenas costumbres y del bien hacer de esta Tierra que tiene rosas blancas por la unidad, que anhela un cambio de conciencia ciudadana, que conoce los despropósitos de los sectarismos y que valora la revolución que materialmente hemos ido logrando.
Cuando la Patria convoca, el Pueblo responde…
Existen dos clasificaciones para las personas que se ocupan de las relaciones entre los Estados: Diplomáticos de carrera, suelen ser aquellos técnicos consagrados al ejercicio de la carrera, Diplomáticos a la carrera, los que se les instruye en el oficio con el nombramiento en manos. Me atrevo a abrir una nueva clasificación, los Diplomáticos de esencia, esos son los humanistas que no importando que profesión u oficio desempeñen se saben poner a la altura de los mejores intereses para sus familias, comunidades, su país, su región, su mundo.
Rumbo a un nuevo período del Presidente Danilo Medina,en el que los dos partidos formados por el maestro Juan Bosch han unificado visiones, y el liderazgo Reformista-Balaguerista se ha mantenido fiel a la dirección del Estado, un Hatuey Decamps con lo mejor de los principios revolucionarios y la sapiencia política de Peña Gómez, todos coincidentes del triunfo que se avecina, se puede consolidar lo mejor de los liderazgos de antaño por una mejor comprensión del Porvenir del Pueblo.
La Revolución social que merecemos es jugar al arte de las posibilidades, a la Diplomacia, esa Diplomacia Ciudadana que se disfraza de Diplomacia Urbana y Parlamentaria, sepa integrar a los Diplomáticos de Carrera, los a la Carrera y los de Esencia. Todos unidos armando la paz y el bienestar del pueblo, comprendiendo nuestra rica y diversa cultura, aportando desde nuestra individualidad hasta las más altas esferas de la Nación, enarbolando nuestro más profundo y sagrado amor a la Patria.
El año 2016 es el año del brillo de la Diplomacia para la República Dominicana ha expresado nuestro Canciller Andrés Navarro pues tendremos la Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC-Unión Europea) y la celebración de la Asamblea General de la Organización de Estados Americanos (OEA).
Bajo el liderazgo del Presidente Medina en la Presidencia Pro Témpore de la CELAC se persigue encontrar soluciones globales a temas de interés general como la reunión de Naciones Unidas sobre Narcotráfico y la Cumbre Hábitat, además de hacer control al virus del Zika, mediación en el conflicto político-electoral de Haití. Destacar las buenas prácticas sociales para enfrentar la pobreza como lo hizo el Uruguay.
Se debe ser consciente de la decadencia de la Organización de Estados Americanos, OEA. Sin embargo nuestra región y muy especialmente nuestro caribe poco a poco ha ido conquistando sus propios escenarios cada vez más fuertes y equilibrados de acuerdo a nuestras propias realidades, ejemplos de ello tenemos la Unasur y la CELAC.
