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Meditabundo: Nada es eterno… andamos de paso

LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
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Durante las singladuras observamos que todo es transitorio, nada eterno. Con el orto el sol brillaba y en el ocaso rayos dorados, sombras y oscuridad. Sopla el viento, levanta la mar y vuelve la calma. En la playa nacimientos de cangrejos y tortugas marinas, también había muerte. Lo mismo pasa en la selva humana, donde el peor animal, el hombre, que nace, crece y muere. No lo comprende cegado por el  egoísmo. Hemos aprendido en estos largos ortos y ocasos a no ser afectados por todo lo que sucede, que pasa gradualmente de un estado a otro. Son las diferencias de que cada día es una nueva vida. El método ha sido la apatía de la fuerza de voluntad enteramente libre de toda dependencia. Nada de emoción fuerte y continua que domine la razón y oriente toda la conducta.
 
El azote de las malas costumbres, corrupción, que habitan en las distintas clases sociales nos cuestionan. Pensamos en la renovación de los valores. Detenerse, mirar con sinceridad nuestro interior y volver de seguro a ser íntegro, fiel consigo mismo y los demás, honesto, templado, justo.  Darle vida a la amistad que consolida la comunidad, a la familia, a la propia hermandad, dignidad en el trato tan distanciado por el constante ajetreo egoísta de avaricia que disuelve todos los vínculos de las relaciones naturales de la sociedad. Tener vecino hoy es no conocerlo, el silencio de las voces de ayer llenos de afectos, son sonrisas del pasado.
 
En cada orto estoy más sorprendido. El hombre padre de familia de hoy, no actúa en nada como el de ayer. Solo este ejemplo: El presidente de la Sala Capitular, el alcalde y regidores eran cargos honoríficos.  Había tiempo para servir a la comunidad. Era un privilegio. Todos uno en las obligaciones morales y cívicas. Lo de hoy, solo leer las mal llamadas “irregularidades” de las auditorías de la Cámara de Cuentas. Viven gozosos, criando, no educando los hijos, sí en la visible riqueza. ¿Cómo será el hijo cuando forme familia? Lo vemos, el mismo modo de vida. No ven los ceños mal humorados que lo repudian, realmente viven  en la oscuridad. La afabilidad y cortesía no moran en su interior, no pueden entregar lo que no tienen. Es cuestión de alma educada para vivir bien. Salvo raras excepciones. Esa educación es un despertar, incitación a la vida sana, útil a sí mismo y demás. Nuestro invitado de hoy Aristóteles: “La amistad es un alma que habita en dos cuerpos, un corazón que habita en dos almas”.
 
El autor es vicealmirante retirado de la Armada Dominicana.

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