Diálogo imaginario con el sacerdote Juan Luis Lorda
Néstor: ¿Debe el hombre antes de elegir que hacer en el horizonte de la libertad analizar sus condiciones?
Lorda: Cada hombre tiene unos condicionamientos y unos grados de libertad distintos: cada hombre está en su situación diferente ante la vida. Por eso no se le puede pedir lo mismo a un hombre que a otro.
La palabra talento significa un don, sobre todo, de inteligencia: se dice que tiene mucho talento, quien tiene gran capacidad para algún tipo de actividad.
Cada hombre recibe con su vida un conjunto de talentos de fortuna, de posición, de posibilidades, tiene que negociar con ellos, y se le va a pedir cuentas del rendimiento que les ha sacado. A los hombres fácilmente se nos suben a la cabeza los talentos que tenemos y nos pasamos la vida presumiendo de ellos. Unos se envanecen porque son inteligentes, otros porque su familia es poderosa y rica, algunos porque tiene habilidades para el deporte, para el canto o para negocios, unos pocos porque les parece que tienen buena presencia. Y así nos pasamos la vida luciendo los talentos y sin pensar demasiado en que nos han sido dados para darles fruto.
Néstor: ¿Usted me indica que los talentos son como concentraciones de poder?
Lorda: Cierto, son concentraciones de poder, que permiten intervenir con mayor protagonismo, más medios y más posibilidades para hacer lo que se desea. Esto es evidentemente una ventaja, pero también una RESPONSABILIDAD de la que hay que dar cuenta. Se nos pregunta qué hemos hecho con esos caudales.
Néstor: Usted me presenta la inteligencia, me permito solicitarle que me ilustre a cerca de la esencia de la vida.
Lorda: Bien, me encanta tu deseo. El mayor talento que tenemos es, sin embargo, la vida misma: ese tiempo, que no es infinito, en que se despliega nuestro ser sobre la tierra, con todos los demás talentos de naturaleza y de fortuna.
Néstor: nuestra estadía es incierta, entonces debemos decidir en qué vamos gastar fundamentalmente el tiempo de nuestra vida y sus energías. Me gustaría su opinión respecto a esto.
Lorda: Primero hacer las ELECCIONES en su momento, porque el tiempo vuela. Son instantes de gran belleza los momentos en los que se compromete el futuro. No hay que tenerles miedo: si se deja pasar, el tiempo se come la vida. Es una pena vivir como eternos adolescentes, sin acabarse de comprometer en ningún trabajo, en ninguna dedicación. La vida de un hombre maduro debe emplearse en algo que valga la pena.
Hay que escoger. Puede ser doloroso abandonar otras posibilidades, pero la única manera de realizar algo es escoger. Y a la hora de elegir, hay que plantearse bien las cosas, pero sin pretender situaciones ideales que no se dan: hay que informarse y escoger entre las posibilidades reales que se tienen de formación y de trabajo, teniendo en cuenta las propias inclinaciones, los gustos y las capacidades, que son ideales. Ordinariamente no hay una solución única: hay que concentrar en sucesivas etapas la dedicación profesional, escogiendo primero el modo de formarse y después el trabajo.
Consérvense bueno.-
• El autor es vicealmirante retirado de la Armada Dominicana.
Moral – El Arte de vivir
LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
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