Fernando Berroa es un joven narrador y ensayista que empieza a deambular por el pasillo de los “escritores premiados”.
Con una narrativa moderna, espaciosa, sin grandes adornos, y siempre lógica en la interpretación de personajes y tramas. Un ensayista que busca la sensatez y se deshace de lo inoportuno porque para él, lo innecesario es debate absurdo.
En su libro, “El turno de los malos”, presentado en 26 capítulos cortos, muestra en cada uno, hechos probablemente reales, aunque a veces con algunas pinceladas de fantasía. En esta obra podemos constatar, de forma cíclica, aspectos comprometidos con ciertas ideologías; (ejemplo: en el capítulo de “el Monaguillo”), relatado en pocas hojas y de forma secuencial, revistiendo su personaje, de representación evolutiva, para acabar al final con el propósito buscado,“a medida que crecía se apartaba de la Iglesia”. Esta forma de relatar, nos permite comprender su compromiso con una sociedad progresiva, que cada día se retiramás de las antiguas imposiciones religiosas, impulsando más valor al hombre y retirándose lentamente de lo espiritual. Es una especia de crítica, aunque no directamente, contra el poderosoaparato eclesiástico, dominante durante siglos, en los confines del mundo.
Si continuamos la lectura, vemos como Davicito se libera de su sotana para buscar fortuna en las islas cercanas, vendiendo su cuerpo, convirtiéndose en un repelente de la Iglesia, ruptura completa con sus inicios, lo que profundizaaúnmás su crítica. Perspectiva que por su congruencia aporta mayor eficacia a su ironía. Es una amonestación escrita contra la injusticia de una época, donde todo era controlado dentro del orden religioso
Cuando leemos el capítulo de -Guerra Azul, observamos un cambio de óptica gramatical, esta vez su capítulo esta grafiado en primera persona. Así: “Yo no le tenía miedo, pero lo evitaba”. “Levanté la mano. Cuando llegó mi turno en vez de hablar de su poema, me incliné por su vida”. En ambas frases hay un telón de fondo lleno de orgullo, esa especie de fuente que teoriza y deja consignada para el lector, la personalidad del escritor. Un capitulo generador de formas-sentido, de seguridad en el relato, lo que es interesante para un joven escritor que narra con una cierta soltura. Una especie de interpretación de sus diferentes talantes de rebeldía y que a través de su grafía expone con claridad.
En el capítulo-Por mi casa no hay ladrones-, muestracomo El Alemán, resuelve con eficacidad lo que la policía no puede solucionar. Así, entre delincuentes, con códigos secretos y tendencias propias de cada uno de los malhechores, no hay recónditos y con absoluta certeza y enorme facilidad, cada uno sabe quiéncometió el robo. El autor, expone de manera interesante la escasa dinámica de la policía nacional, que de forma absurda fracasa en el intento de eliminar parte de la delincuencia. Vemos pues estridencias en los cuerpos del orden, incapacidad para resolver, de nuevo un atrevido compromiso con la sociedad y sus necesidades. La atmosfera densamente delineada en su capítulo, habla por sí sola, sin necesidad de argumentos complementarios.
Para acabar, quisiera perderme en su capítulo -Recuerdo de un dialogo-, donde su compromiso esta doblemente exhibido, primero; cuando alude al caos de la ciudad, incapacidad de ordenar esta urbe de tan solo tres millones de habitantes, que en cada momento destapa la incoherencia de un orden de tránsito correcto, segundo; esa confirmación por la lectura que le asume a leer, mientras el vehículo apenas avanza y ahí, interviene una tercera persona conganas de saber el entretenido libro que lee el protagonista.
Quiero resumir comentando que este cuento corto, me parece incompleto en cuanto al contenido. Creo que debería configurar sus capítulos un poco más largos, para introducir detalles complementarios que a veces el lector quisiera saber, y que a menudo debe inventar. Una obra literaria es el producto de un proceso completo.
Por ejemplo, la obra empieza bien, introduciendo un prolegómeno que advierte al lector sobre las intenciones del autor, sin embargo, el primer capítulo es muy afilado, y los dos personajes, tanto El Alemán, como David, deberían estar un poco más definidos, y así sucesivamente en otros capítulos.
En fin, un buen cuento. Joven escritor con futuro amplio y deseos enormes de llegar lejos.
