Dos preguntas que explican el Brexit: por qué ganó y quiénes se benefician

Londres.- Una vez más, los sondeos británicos se equivocaron completamente. No vieron -o no quisieron ver- la marea de fondo que avanzaba, incontenible, desde lo más profundo y genuino de los sectores más desfavorecidos de la sociedad.
 
El resultado es inapelable. Y no tiene marcha atrás.
Pero, ¿por qué fue así? La participación fue mucho más importante en aquellos distritos en que se votó masivamente por el Brexit, especialmente en el norte y el este de Inglaterra. Los londinenses e Irlanda del Norte se pronunciaron, por el contrario a favor del Bremain (permanecer en la UE), pero su presencia fue sensiblemente inferior en las oficinas de voto.
 
Todos eran conscientes, aunque el gobierno de David Cameron muy probablemente subestimó la importancia de la polarización del país, que era profunda e incluso visible. Por esa razón, los distritos populares y obreros votaron por el leave (partir) para castigar al establishment y porque esa gente está convencida de que ha perdido la partida frente a una globalización y un libre comercio que les quita el trabajo, la libertad, el futuro y -sobre todo- la identidad.
 
Esa convicción los inmunizó ante el argumento de Cameron de que el Brexit tendría graves consecuencias para la economía del país.
 
La otra causa que explica el leave fue la inmigración. Presas de un auténtico (y falso) sentimiento de invasión, muchos votaron por el Brexit con la única esperanza de controlar la llegada de extranjeros.
 
Hoy, la libra cayó a su nivel más bajo de los últimos 30 años. Cameron anunció que renunciará y la Unión Europea reclamó a Londres «que inicie cuanto antes el proceso de salida».
 
En estas condiciones, ¿quiénes se benefician por el resultado del referéndum?
 
Los únicos que ganarán son aquellos que defienden a capa y espada los viejos demonios xenófobos, racistas y aislacionistas. Como los Nigel Farage del ultraderechista UKIP o los oportunistas, como el conservador exalcalde de Londres, Boris Johnson. Esos, cuyos homólogos europeos, como Marine Le Pen del Frente Nacional (FN) en Francia o Geert Wilders, del Partido de la Libertad en Holanda, ya están pidiendo referendos de salida en sus propios países.
 
Con este resultado, en resumen, han ganado el miedo y reflejo pavloviano de autoprotección. Los grandes perdedores fueron Gran Bretaña y sus 65 millones de habitantes. Pero también el resto de Europa y del mundo.

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