Difunda la noticia: la mantequilla quizá no sea el alimento malsano que muchos estadounidenses creen, sugiere una nueva investigación. Pero eso no significa que la mantequilla ofrezca algún beneficio real para la salud, añadieron rápidamente los investigadores.
«En general, nuestros hallazgos sugieren que la mantequilla no debe ni demonizarse ni considerarse ‘reinstaurada’ como una ruta para una buena salud», comentó en un comunicado de prensa de la Universidad de Tufts el autor principal del estudio, el Dr. Dariush Mozaffarian, decano de la Facultad de Ciencias y Políticas de la Nutrición de la universidad, en Boston.
La revisión de su equipo de datos sobre la mantequilla y la salud no encontró un aumento significativo en el riesgo de muerte o enfermedad cardiaca entre las personas que la utilizaban.
Pero una nutricionista dijo que su opinión sobre la mantequilla no ha cambiado.
«A pesar de los hallazgos de este estudio, no voy a hacer ningún cambio inmenso en las recomendaciones que doy sobre el consumo», afirmó Dana White, dietista y profesora de medicina deportiva de la Universidad de Quinnipiac en Hamden, Connecticut.
«La mantequilla sigue siendo un alimento muy rico en calorías y rico en grasa, y ofrece muy poca densidad nutricional, y por tanto hay que consumirla con una estricta moderación», dijo White.
El nuevo estudio fue financiado por el Instituto Nacional del Corazón, los Pulmones y la Sangre de EE. UU. El equipo de Mozaffarian revisó los datos de nueve estudios que incluyeron a más de 636,000 personas de 15 países.
El consumo promedio de mantequilla de los individuos en el estudio era de alrededor de un tercio de porción a poco más de tres porciones al día. Una porción equivale a más o menos una cucharada de mantequilla, según el equipo.
Los hallazgos mostraron que comer mantequilla se asoció solo débilmente con un aumento en el riesgo de muerte prematura, y no se asoció en lo absoluto con la enfermedad cardiaca. Hubo una ligera asociación con una protección contra la diabetes, encontró el estudio.
Todos esos resultados solo fueron asociaciones. El estudio no pudo probar ninguna relación causal entre el consumo de mantequilla y los resultados de salud.
La moraleja: «Aunque las personas que comen más mantequilla en general tienen unas peores dietas y estilos de vida, en general pareció ser bastante neutra», aseguró la colíder del estudio, Laura Pimpin, ex miembro postdoctoral de la Facultad de Ciencias y Políticas de la Nutrición de la Tufts. Ahora es analista de datos de modelos de salud pública de U.K. Health Forum.
«Esto podría significar que la mantequilla podría ser un alimento de ‘compromiso’: una opción más saludable que el azúcar o los almidones, como el pan blanco o las papas que es común que se coman con la mantequilla, y que se han vinculado con un riesgo más alto de diabetes y enfermedad cardiovascular; y una peor opción que muchas margarinas y aceites de cocina (los que son ricos en grasas saludables como los aceites de soya, canola, lino y de oliva extra virgen), que probablemente reducirían el riesgo en comparación con la mantequilla o los granos refinados, los almidones y los azúcares», comentó Pimpin.